Operación Triunfo 2023

Nos colamos en exclusiva en el ensayo general de la gira Operación Triunfo 2023 que arranca este sábado en Bilbao, el primer día del resto de las vidas de los triunfitos.

Una mujer frena en seco en medio del pasillo atestado, dos pares de botas negras en ristre. Su cara refleja una gran confusión.

De vez en cuando se rompe el uniforme luctuoso cuando asoma, fugaz, alguien a medio vestir, a medio peinar, con un rictus de concentración pero un brillo en los ojos que no engaña: es el gran día. Hoy empieza todo.

La mujer aturdida frena el paso a otra y, con desesperación, señala las botas: "Ayúdame, por favor, ¿de quién son?". "Taconazo: Naiara; plataforma: Ruslana", responde l otra mecánicamente.

Un rato después, en el fragor del concierto, la propia Ruslana le justificará su elección de calzado justo antes de subir al escenario: "En una gala casi me mato con los tacones en pleno directo, así que ahora no arriesgo: siempre con plataforma".

Comienza el fin de la última edición de Operación Triunfo, la que ha reinventado el formato en Prime Video, la que se ha convertido en el Gran Hermano de los hijos de 22 años después de aquel fenómeno para los hoy padres que nos dejó a Chenoa, a Bisbal, a Bustamante, a Rosa de España.

Sus 16 concursantes, ya fuera de la Academia, empiezan a volar por sí mismos aunque acompañados, en una última lección, quizá la más importante: este sábado ha arrancado en Bilbao la gira OT 2023, patrocinada por la operadora de fibra y cable Finetwork, con su primer sold out. Por delante, 12 citas en 10 ciudades con más de 150.000 entradas vendidas hasta el momento y 200.000 en el objetivo.

ro regresemos 48 horas atrás y coloquémonos detrás de los focos. El viernes tuvo para los aspirantes a estrellas y su gigantesco equipo más horas que un reloj. Llegaron al Bizkaia Arena a eso de las 10.30 de la mañana y salieron pasadas las 10 de la noche para un ensayo general que eran, en realidad, dos: primero, uno en chándal y moño, mero entrenamiento, y después de comer el definitivo, en el que se decidirían el vestuario, el maquillaje y la peluquería de los próximos tres meses. Todo debía salir a la perfección.

"Este es un rato de conexión, de recibir mimitos". Estíbaliz hace un descanso entre maquillaje y maquillaje. Mucho brillibrilli, mucho 'eyeliner' y labios jugosos para deslumbrar en escena. "Lo que pasa en camerinos se queda en camerinos, yo no puedo decir nada pero he tenido cada exclusiva...", lanza sin concretar quien ha trabajado con cientos de artistas.

¿Y de qué hablan los triunfitos mientras convierten sus rostros aniñados en los de las nuevas estrellas del pop? "Se plantean cómo gestionar todo lo que les viene por delante. Tienen muchísima emoción pero también saben que ésta es la oportunidad de toda una vida", responde. No concreta más, secreto profesional obliga.

Ahí ve Narcís Rebollo, presidente de Universal Music para España y Portugal y uno de los mayores descubridores de talentos de nuestro país, el principal problema de los nuevos tiempos: "Antes el fenómeno fan estaba canalizado por los clubes, hoy en día las redes sociales convierten a los concursantes en influencers más que en artistas, expuestos a gente que opina de lo que sabe y de lo que no y que lo hace con gran crueldad. Para alguien que entra en un programa de estas características y sale siendo una personalidad reconocida, asimilarlo es tremendamente complejo y le puede condicionar en la exigencia de su trabajo y en los objetivos de su profesión, en lo que quiere llegar a ser".

Con todo abierto, el futuro, para los 16 triunfitos, empezó anoche en Bilbao