El destino de los hombres quien lo escribe, un pincel ajeno, un invisible gigantesco o el protagonista quien lo padece, transita y vive?  Realmente no lo sé y quizás ya en el desgaste del tiempo no me importe saber quien fue, eso si, enseñanzas por doquier, si algún día no buscado me enterara que autor a mis días puso un riel, he de agradecerle porque al final de los traspiés la conciencia me acaricia sin darme puntapiés ... Ese soy, ese fui y eso fue, soy nobleza que acaricio los golpes más duros de la impureza, doblegando solo el dolor externo más jamás del corazón su inocente grandeza, quien no necesita nombres, rostros, estatus ni parentesco para aliviar las penas que someten inclemente a los seres anónimos que a mi vida atraviesa el descarado tiempo, el que otorga lágrimas al viento al saber pérdida la verdad de quienes padecen sentencias injustas solo por tener el recurso del respeto, el amor y el valor en su callado silencio, el que aún después de tanto la vida le sigue golpeando pero ya no hiriendo, es mucho lo atravesado y aprendido para que la ignorancia del rencor y la inmadurez de las calumnias y los egos de quienes aún espiritualmente no han crecido, intenten debilitar a un corazón que no le quema la lava del volcán más grande y feroz con el poder de su arrasante fuego, ese es realmente quien soy... Fui, una infancia educada forjada con la firmeza de una poderosa espada labrada en templanza pura y fiel de quien en obra de arte transformó un pedazo de yel, hueso y piel, quien confió en el mundo creyendo era fiel no sabiendo que la crueldad que guardaba en su interior, desgarraba del amor su ropa, su alma y su piel, lo viví y de ello las máscaras que con mis propias manos quité, aún solloza la escabrosa maldad que se mueve en silencio intentando en otros inocular el veneno que su esencia produce con tan solo respirar, pierden tiempo, no me destruye la maldad, me instruyó el amor por ello hoy nada me hace mal, lamento a quienes lograron manipular, tarde o temprano la vida les permitirá sus vendajes quitar y allí estaré yo para sus rostros con atención poder mirar, ese es realmente quien fui... Fue, una esencia continua de vivencias contiguas a la extrañeza de un ser distinto, lo raro de lo lindo, lo excéntrico del conglomerado, lo jamás conocido, lo nunca visto en algún lado, la inteligencia exacta, la persona grata dentro de esencias ingratas que por respeto callaba y cada día de todo y todos se alejaba, el intolerante a la injusticia, el transformador de sueños en reliquias, el que entregó todo solo por sembrar en el mundo árboles de sonrisas y caricias. Y aún sigo...
Ese soy, ese fui y eso fue....

Roy Sandoval.

VENEZUELA.