Hay tantas cosas que podría contarte que me es difícil encontrar una por donde empezar. Una de las cosas que seguramente nunca podrías adivinar es que soy completamente abstemio. No bebo nada que no sea agua o té. Otra, es que vivo visitando librerías. Puedo pasar horas mirando libros. Me interesan los libros de psicología, biología, evolución, sociología, economía, arte y literatura en general y sobre todo poesía. Viajo y me gusta caminar por las ciudades. En particular los puertos y entre ellos, los del Mediterráneo. Grecia, España, Italia, Portugal, Marruecos

Ver la gente en su escenario habitual comportándose como hacen todos los días. Amo entrar en los mercados de todo tipo. Adoro los colores de las frutas, el perfume de los condimentos, las flores, los quesos de tantos de tipos y formas. El pescado. El pan expuesto como joyas. El vino, el aceite que llenan metros y metros en largas filas, esperando que una mano curiosa o interesada tome la botella y lea con calma la etiqueta.

Me gusta ver cocinar, comer, entrar en restaurantes sentir el aroma de los platos recién preparados. Busco el ruido, la música, las calles estrechas, lejos de los centros. La ropa tendida al viento como banderas. Observo los transeúntes. Los viejos con rostros cargados de historia. Sus manos casi centenarias formadas por la vida y el quehacer cotidiano. Sigo con la mirada los jóvenes. Los niños que salen de la escuela. Los adolescentes que se esconden para darse un primer beso. Adoro sentarme en un banco en un parque o una plaza. Me deleito con el agua que corre. Los ríos, las piletas (que en italiano se llaman “fontane”, en plural, fontana en singular. Un nombre evocativo y dulce, transparente como el agua.

Soy una persona que vive del tacto, del olfato, del oído, de gusto y de la vista. Amo lentamente con las manos como se amasa el pan, como se acaricia una superficie preciosa y sensible. Buscando perfumes y aromas en cada rincón en cada milímetro de cuerpo expuesto. Con la lengua, humedeciendo espacios y descubriendo en la piel secretos y sabores incontables. Susurrando a voz baja, diciendo lo que siento, desnudándome y amo siempre con los ojos abiertos llenándome del mundo y de mi amada, devorándola en cada detalle, en cada expresión y gesto para descubrirla y conocerla.

Soy un borracho de detalles, de imágenes e historias. Soy un soñador perdido que trabaja y se esfuerza. Uno que cree que el amor es la fuerza que nos mueve y que siente profundamente cada respiro como si fuera el primero o el último de una interminable cadena. Soy uno que muere en cada beso y que de “breves mensajes” se alimenta. Estás lejos lo sé, pero te siento presente cuando me escribes y me hablas de ti con palabras medidas y directas. Sueños tus besos, tu abrazo. El calor de tu cuerpo generoso. La suavidad de tu piel y tus cabellos con su perfume de almendras.