La carrera espacial nos dejó momentos históricos como el éxito del Sputnik, el vuelo de Yuri Gagarin, el paseo espacial de Leonov y por supuesto la llegada del hombre a la Luna

Además sabemos que la participación de animales en los programas soviéticos y americanos fue de vital importancia para lograr los grandes hitos que posteriormente consiguieron los humanos.

Albert, Able, Sam, Ham… Los americanos optaron por lanzar monos y la historia de muchos de ellos es bien conocida. En el lado ruso eligieron perros y probablemente muchos conozcáis bien el nombre de Laika, el primer ser vivo que alcanzó el espacio.

Sin embargo, hasta hace unos días no tuve conocimiento del plan de los franceses que, en su incipiente programa espacial a principios de los ’60, se decantó por una opción bastante más curiosa: gatos.
La elección de felinos es bastante sorprendente puesto que, a pesar de que hoy son los reyes de internet y youtube, no parecen ser los animales más obedientes del mundo, y mucho menos los más idóneos para un riguroso entrenamiento. Sin embargo los franceses, tras intentarlo con ratones, decidieron que los felinos serían más apropiados para estas tareas que los roedores.

Seleccionaron catorce gatos a los que sometieron a todo tipo de pruebas durante varias semanas. Al final, terminaron por escoger a dos candidatos: un gato, al que con poca imaginación habían bautizado como Felix, y una gata llamada Felicette que sería su suplente. El resto de felinos no pasaron las pruebas y las razones que los preparadores alegaron fue… sobrepeso.

La fecha elegida para el despegue fue el 18 de octubre de 1963, pero ese mismo día Felix, el gato elegido para la gloria, consiguió escaparse. Increíble pero cierto, el minino no aparecía por ningún lado y sus cuidadores no sabían decir dónde se había metido…
Ante la inesperada huída de Felix, la siguiente en la “sucesión” era la gata Felicette que finalmente se convertiría en el primer felino en viajar al espacio.

La mañana señalada, y después de que Felix fuese declarado oficialmente ilocalizable, la gata Felicette subía a bordo del cohete Veronique y se disponía  convertirse en la primera gata espacial.
El lanzamiento fue todo un éxito y Felicette alcanzó el espacio, llegando a una altura de 156 kilómetros (recordemos que la línea imaginaria que delimita el espacio aéreo y el espacio se sitúa en 100 kilómetros).

Durante algo más de cinco minutos el felino estuvo en ingravidez y finalmente la cápsula regresó a tierra trece minutos después del lanzamiento. La gata estaba en buenas condiciones y el vuelo había resultado un éxito.
Unos días después los franceses lo volvieron a intentar con otro gato pero desafortunadamente el cohete explotó y se decidió cancelar el programa de felinos espaciales, lo que deja a Felicette como la primera, y única, gata en el espacio.