Elvis vive. Baz Luhrmann ya nos lo recordó en 2014, cuando anunció sus intenciones de llevar a la gran pantalla la vida del divo. De Elvis Presley, se entiende.
Aunque el director de Moulin Rouge y El gran Gatsby también tiene fama de artista maximalista y caprichoso. Sus películas son ambas cosas y Elvis, que llega a los cines este viernes, 8 años después de aquel anuncio, no es ninguna excepción. Una película sobre todo grande. Grande como Elvis y grande como el ego de un cineasta... peculiar.
Con sólo seis películas, Baz Luhrmann, es uno de los autores cinematográficos más reconocibles de las últimas décadas. Su tono es único, su estética es única y su desvergüena es legendaria. Su primer largo, el no muy conocido Strictly Ballroom de 1992 que dirigió con menos de 30 años, multiplicó en taquilla su presupuesto. Lo multiplicó por mucho.
Esto permitió a Luhrmann salir de su Australia natal para embarcarse en su primer proyecto Hollywoodiense: la influyente Romeo + Julieta con Claire Danes y Leonardo DiCaprio. El resto es historia... e historia del brilli-brilli.
Elvis comienza y termina con el logo de Warner Bros, su productora, dibujado con gemas y dorados, en un efecto lisérgico que anuncia lo que viene a continuación: dos horas y media de trance. La capacidad hipnótica del cine de Baz Luhrmann es indiscutible. Porque en el fondo todos somos urracas fascinadas por los objetos relucientes. Y Elvis reluce. Mucho.
Yuli Valdivia
Es un pelicula que quiero ir a ver. Siento no haber vivido aquella época.
25 Jun 2022