LEYÉNDOTE…
Imbuida en la escena,
lamo mis labios y saboreo
con la lengua el azúcar
que resta del pequeño dulce.
Si. También siento hambre.
Alimentos del alma.
Y sed...sed de belleza.
¡Colmadas ahora!.
Embriagada por la música,
la situación...
descanso.
Silencio..
Con el teclear musical
casi imperceptible
pero rítmico y apurado
del teclado que se acomoda,
sumiso, entre mis torpes…