Fui rumiante en tu lecho acolchonado
entre risas y gestos acalorados
entregaste Afrodita, tu pistilo de flor perfumado.
Marcaste el sendero del camino embrujado
y me guiaste cual ciego, a tu rincón olvidado,
dejando que el magma saliera, de mi cuerpo extasiado.
Escale uno a uno, tus cumbres de piedra forjado
sintiendo palpar el cielo en tu lengua halle descanso;
sucio de caricias y besos, te es…