Sentado a los pies de mi cama, con la mirada al espejo, me pregunto ¿Es tan malo estar solo? Apenas puedo respirar, la melancolía se hace dueña de mi cuerpo, mis manos tiemblan, ya no estás para contarte mis cosas, miro hacia arriba esperando a que me contestes, ¡cuánto te echo de menos! Mis besos se quedan vacíos, mis caricias están huérfanas, mi luz se debilita. Debo seguir… ¡qué difícil es!