Era una tarde de encanto!!
Esta era una tarde de encanto,
el encanto era tal,
que hasta el susurro de un abeja
al volar allá a lo lejos lo podía captar.
Aguzo la vista y que es lo que veo,
suspendidos en el aire, van mis últimos
latidos, latidos que no tienen mas cabida
en mi pecho.
Mi pecho no tiene ya fuerza suficiente,
late, late mi pecho y entre dos y tres
se va…