Una reliquia en un duro relicario,
que el tiempo olvidó llevarse consigo
cuando los climas se descoyuntaron,
y de las ciénagas se elevaron bosques
sepultando la edad de las bestias.
Atrapada en su propia fortaleza,
repta refrenada en su parsimonia
como si el tiempo apenas sucediera,
indiferente en su mohíno rictus.
Sólido caparazón de eternas placas,
bajo tu rugosa bóveda impenetrable
habita la…