Porque perdí la confronta


El libro constituye el primer volumen de la trilogía Cuentos de un cubano mudo y se titula: Porque perdí la confronta.
Tal como queda aclarado en el prólogo, se narran las vivencias cubanas en los distintos países en los que los cubanos han tenido que exiliarse o inmigrar.
Lo interesante del libro es el modo de mostrar desde dentro las experiencias y los distintos puntos de vista, lejos del tópico.


Los cuentos pretenden mostrar tanto el carácter cubano como el choque con las realidades en las que tienen que enfrentarse en condiciones de inferioridad, las que padece cualquier emigrante, que se ve abocado a buscarse la vida de maneras extrañas que ni él mismo habría sospechado. Como en La noche de los mil y un cuentos, donde se inicia la historia de las decepciones del emigrante. Así conocerán a Adalberto y a Orlando tocando su música por los pasillos del Metro y en múltiples garitos hasta conseguir sus papeles y marchar de gira a Nueva York;
Estas vivencias están bien reflejadas, así como los variados motivos que llevan a cada persona a trasladarse, esto tiene su máximo exponente en el cuento: Tom es un chico, Mary es una chica, un cuento que da la vuelta al punto de vista sin entrar en opiniones políticas sino que se dota de la ironía:

—Quieres decir que estamos…
—Llegaron a la libertad.
—Y si estamos en la libertad, ¿por qué nos detienen?
—Porque es así como funciona. ¿Tienen abogado?

Pero también, de cierto viso trágico a la vez a la manipulación que se hace por ambas partes de una vida cualquiera, que solo desea vivir más o menos bien y en paz:

Maldita tormenta, pensó. Todo en su vida se había desenvuelto de la manera adecuada. Disfrutaba de unas bien ganadas vacaciones con su familia, su nombre sonaba para puestos de mayor responsabilidad y parecía que su suerte no tendría límites y, ahora, esto. La lucha de toda una vida se había ido al garete por un temporal intempestivo.

Al final el personaje que estaba a punto de acceder a un puesto de poder en el gobierno cubano, es convertido en traidor, por su llegada a las costas americanas, tras perderse en una tormenta en la barca que el Estado les había prestado para sus vacaciones. Este cuento desarrolla un argumento muy original porque aplica distintos matices que le aportan mayor hondura literaria: la ironía y el trabajo con el punto de vista.
El compromiso es un cuento en el que el lector no espera el desenlace y muestra muy bien la tensión entre el mundo creativo y el editorial.
Junto a estos se presentan Papi, ¿en Cuba hay mangos?, en el que funciona la anécdota; Donato ─ya con años de exilio a cuesta─ trata de explicarle a Donatico, su hijo, lo que es Cuba más allá de la memoria idealizada de éste.
Oscarito Latin Food en el que se mezcla el buscarse la vida de los estudiantes y la publicidad y a la vez se dota al recuerdo de un tinte cinematográfico; o El cantante acosado un cantante que mientras actúa describe cómo el público vive una vida despreocupada e irresponsable.
En el cuento Rosalía se delimita esa sensación de pertenecer a otro lado y no ser aceptado del todo que persigue a cualquier persona desplazada y que marca sus vivencias. Queda todo ello bien descrito en uno de los párrafos del cuento:

Era nuestra forma de resarcirnos ante unas personas que nos miraban de reojo. De gentes que pensaban que podíamos vivir del aire o de los trabajos marginales que ellos rehuían. De nada servía nuestra preparación. Era incapaz de imaginarme a Rosalía impartiendo sus conocimientos de filología francesa en un centro de enseñanza ni yo, en mis quince años de exilio, había logrado pasar de oficial administrativo de un negocio de tercera.

Por otro lado la estructura y el orden de los cuentos se ha pensado de manera que las historias tengan impulso hacia delante. Ello se formula de forma especial en la elección de Hay solfeo y mal de espuma como cuento final:

Todos los días el mismo ejercicio, la misma calistenia musical, como suplicio de Sísifo, condenado a repetirme una y otra vez. Hasta el fin de los días. De un día cualquiera en que la música ya no fluya porque no existe el aire que me permita poner un pie delante del otro y me traiga al escenario donde los hombres airean sus cuitas.

Asimismo, en todos los cuentos, la elección del tono ha sido escogida con mucho esmero buscando la calidez de la voz del narrador, su actitud emocional hacia los personajes y unas historias acordes con la trama general de la emigración y el exilio.


El libro no toma postura de denuncia sobre el fenómeno de ese exilio un tanto especial que nos caracteriza. No fue esa la intención al plantear este tema dentro de la trilogía.
En el devenir de las historias, el lector, irá desgranando esa realidad en las nostalgias, en sus rayos de esperanza y en sus claves humorísticas; que son muchas. No se va a encontrar sesudos análisis sobre la emigración o el exilio político sino historias de vidas que se enfrentan a las realidades que se van encontrando en el camino y que resultan, si no kafkianas, muy raras y hasta hilarantes.
Me gustaría destacar que el libro hace rendido homenaje a la expresión cultural más relevante de la isla: su música. De siempre, la isla fue terreno fértil de nuevos ritmos y podríamos decir que éstos han reflejado los acontecimientos que se han producido en el país en las distintas épocas de su corta historia. Y es en este sentido que la música de mis cuentos acompaña a los personajes forjando e influenciando su identidad.
Las historias se desarrollan tanto en Cuba como en España y EEUU. Este es un concepto importante en el exilio cubano sólo comparable a la diáspora judía y a la inefable emigración gallega ─siempre encontrarán a un judío a un gallego y a un cubano en cualquier parte del mundo a la que viajen.
Otra cuestión que quisiera apuntar son los juicios de valor que surgen en los cuentos. Algunos pueden resultar un poco fuertes para los lectores de los países de acogida pero están basados en comentarios y opiniones de muchos inmigrantes y exilados; tal vez, dichos en los momentos de mayor desesperación ─un exilio, una emigración, nunca es una cuestión fácil─ pero que están ahí y que debemos escuchar como terapia integradora.
También he querido poner de manifiesto la cuestión de la aceptación. Este es un tema peliagudo porque nunca sabemos si fue primero el huevo o la gallina. Son preguntas que debemos plantearnos todos los días. ¿Aceptamos de buena gana al emigrante? ¿Se integra motu proprio a la sociedad de acogida? Deseo resaltar en este volumen dedicado a la emigración y el exilio; que todos somos responsables de hacer de la inmigración una cuestión de aceptación natural.
Estoy convencido que los que lean el libro van a divertirse y terminar con un sabor de boca dulce y satisfechos.

Se narra la historia de un oscuro personaje que toma el nombre de Max Fontaine. Este personaje aparece en el inicio de la novela como el tratante de armas que realiza la venta de éstas a unos militares cubanos dispuestos a sublevarse. Lo que parece al principio una trama política se va complicando y acaba enredándose en una trama mafiosa ya que los militares son utilizados para desviar la atención de un verdadero negocio de drogas en la que está implicado un general cubano. Su colaboradora más cercana es una de los artífices para que se logre desentrañar la trama ya que su novio, un periodista, es usado como cebo para fotografiar el momento del atentado y no solo es herido sino que es acusado de formar parte de la trama y encarcelado.
La novela desarrolla una compleja trama que, en definitiva, deja al descubierto las relaciones entre las diferentes mafias y los engranajes políticos internacionales; los entresijos donde se mueve el verdadero poder y que utiliza todos los resortes de la realidad para acabar saliéndose con la suya.

Dicen que los vampiros desaparecieron con el romanticismo. Yo no estaría tan seguro. No hace mucho, huyendo del recuerdo de una horrorosa pesadilla, caí en la locura más absoluta gracias a una figura aristocrática y cínica que se apareció en mi vida. Con él paseé por la cripta y conocí el mundo amoral. Descubrí el recopilatorio de las miserias humanas. Como si hubiese encontrado un ejemplar perdido en el desván, que al liberarlo del polvo acumulado, se quedase abierto en una página que debió ser consultada con frecuencia. Me adentré en sus historias y quedé sobrecogido. Tanto, que una gran tristeza se apoderó de mí. Luego, con mimo y con cariño, fui saliendo de aquella agonía hasta abandonar la bóveda en la que me había encerrado.
Bajar a la cripta significa someterse a los caprichos de la vida. No eres nadie, todo se decide por ti. Sólo el Vampiro te habla, te guía, te enseña y espera que saques tus propias conclusiones. De ti depende el camino, la luz, hallar la salida y correr tan fuerte como te permitan tus pies sin echar la vista atrás. Con suerte, lograrás despistarlo, echar tierra de por medio y no verlo más. Si aprendiste la lección, así será. De lo contrario, retornarás una y otra vez hasta que logres recomponer tus pensamientos. Cuando ya no oigas el repiqueteo desolador de las castañuelas de los desheredados podrás decir que todo quedó atrás.
Espero no ver más la sombra enigmática de ese, que rodeado por su cohorte de víctimas, me retuvo. Confío en no asustarme en las noches tormentosas con su presencia, ni ser pasto de su insaciable búsqueda del precioso fluido vital de vida. Bajé a lo más hondo, pagué mi culpa y hoy vivo retirado de sus influencias. Sin embargo, el precio fue muy alto. Tan alto, que todavía quedan restos del horror.
A los incrédulos, a los que os ufanáis en decir que eso jamás os ocurriría a vosotros, os invito a que entréis y conozcáis lo que significa bajar a los infiernos, a que sintáis la desesperación, la honda tristeza, el vagar en las tinieblas y a que escuchéis el llanto seco de lágrimas clamando piedad a una audiencia inexistente. A que descubráis, en definitiva, cómo se llega a la vida en el nombre del Vampiro…