Alikan Rayen.

Cuando llego al río se dio cuenta, que el atardecer sobre las nubes naranjas, rosadas y blancas, sentarían una vez mas una noche cálida. Descanso sus pies sobre la vertiente de agua fresca. Sintió en todo su cuerpo una sensación de relajo.

El agua del río traía una corriente gentil, produciendo sonidos de piedras que en pausados momentos se arrastraban, avanzando río abajo. La brisa movió el gran sauce raspando sus ramas sobre el agua.

Alikan, sentado sobre una piedra, contemplo por largo tiempo todo movimiento de agua, toda corriente que se filtraba por huecos de piedras y ramas.

Su avanzada edad no le impedía seguir siendo niño. De seguir viendo y sintiendo con esa curiosidad infantil. Por eso le llamaban el loco. Alikan solo sonreía, sobretodo cuando los niños se acercaban y jugaban con el, tirando le su larga y blanca cabellera.

Alikan siempre estaba solo. Nadie sabia si alguna vez había tenido familia. En cada primavera el aparecía. Sentando morada cerca del rió. Se alimentaba de yerbas y muchas otra veces, gentes de pueblos cercanos, le traían nueces, pasas y pan. Todos sabían que el era vegetariano y mas que nada un gentil hombre de buena voluntad.

Alikan era de muy pocas palabras. Siempre remarcaba diciendo que ya las había usado todas y nada quedaba para decir. Solo observar era su máxima conexión con el mundo exterior. Era alto y aun permanecía fornido a pesar de su delgada figura.

Alikan preparaba su cama tejiendo ramas de sauces. Cuando unos niños aparecieron, saludando y cantando una canción con solo silbidos. Era una alegre melodía, imitaciones de pájaros silvestres. Alikan los aplaudió y bailo al compás de la melodía. Luego sentando ce con ellos en la yerba, los saludo a cada uno, tocando con su mano la cabeza de cada uno, como ritual de agradecimiento. Todos los niños se sentaron alrededor de el, con excepción de uno de ellos, que quedo parado al lado del gran sauce. No le presto atención, pero si sintió la ausencia.

Una vez en silencio Alikan, profundizo su mirada en cada uno de ellos en forma muy seria, y cuando llego al niño parado frente al sauce le cedió una sonrisa amistosa. Sin embargo, el niño prosiguió impávido a tal sonrisa. Alikan se sintió incomodo. Algo había en aquel niño que lo hizo volver su mirada hacia el río.

Uno de los niños se paro y pregunto.

"¿Eres realmente loco Alikan?". Todos los niños soltaron carcajadas de risas. Alikan también se unió. 

"¿Que es ser loco, Alikan?", prosiguió el niño.

"¿Loco, es eso una palabra que define que?". Contesto Alikan. Todos los niños se quedaron quieto, sin omitir sonido.

"Tu eres loco", Dijo el niño parado al lado del sauce. Alikan lo miro firme a sus ojos. No quiso responder. El niño volvió repetir. "Tu eres loco".

Alikan de pronto se paro y comenzó a bailar mientras susurraba una melodía. Todos los niños comenzaron aplaudir al ritmo de su baile. Muy de pronto un fuerte viento penetro por el sauce, y comenzó a moverse como si lo estuvieran sacudiendo. Los niños se asustaron, mirando desconcertados hacia Alikan. El niño parado en el sauce sonrió.

"Ese fue un mensaje. Ahora niños deben retirarse a sus casas", dijo Alikan. Ellos obedecieron, y se fueron despidiendo de Alikan tirando su largo pelo. El niño parado en el sauce permaneció sin moverse.Cuando todos se retiraron Alikan miro nuevamente al niño en el sauce. Pero el no se movió. Alikan volvió hacia el rió y se sentó nuevamente en la piedra.

Alikan sintió la presencia del niño que ahora estaba parado atrás de su espalda. Alikan comenzó hablar.

"El río fluye y jamas se detiene. Cada vez que lo observo veo algo diferente. La corriente se ha intensificado. El sonido que produce ya no es el mismo. Lo escucho con mas fuerza. Nada permanece igual. Mañana sera otro río".

El niño se acerco y tiro una rama al río. La rama desapareció entre la corriente.Alikan sonrio. El niño le dijo.

"Todos dicen que eres loco".

"¿Todos?". Pregunto Alikan y continuo. "Si todos lo dicen, entonces soy!. ¿Es por eso que lo dices?".

"¿Que es ser loco, tu debes saberlo ya que lo eres, cierto?".

Alikan volvió a reír pero esta vez con mas fuerza. "Mira, hagamos una prueba y después me dices si estoy loco.¿Te parece?". El niño sonrió y se sentó a su lado. Alikan tomo una hoja caída del suelo y la tiro al río. La hoja flotando, comenzó a viajar por el río.

"Ves esa hoja, síguela con tu vista hasta que desaparezca río abajo". El niño presto atención y concentro su vista en la hoja. La hoja se fue lentamente flotando, chocando contra las piedras de todos los tamaños. Finalmente quedo atascada en una corriente de agua y se hundió, desapareciendo de su vista. El niño miro Alikan que tenia otra hoja en sus manos y la tiro al río. El niño volvió a concentrar su vista, en la hoja que tomo el mismo camino de la anterior, con la diferencia que esta desapareció río abajo sin hundirse. El niño volvió a mirar Alikan, como esperando alguna respuesta. Alikan volvió a reír con fuerzas. Y dijo.

"¿Y ahora entiendes lo que es ser loco?"

El niño movió su cabeza de lado a lado aun sin entender. Alikan tomo otra hoja y le dijo al niño.

"Supongamos que esta hoja eres tu. El río es la vida y la corriente es la gente".

"Soy yo quien va flotando en la vida y la gente me arrastra?"

"Asi es", dijo Alikan, " la gente te arrastra. Tu solo te dejas llevar. Pero, como ya lo viste, también puedes hundirte a mitad de camino. Según como fluya esa corriente, también puedes continuar hasta donde la corriente te lleve".

"¿Y entonces que debo hacer para no hundirme?

"Digamos que dejas que el río fluya. Desde afuera tu lo observas".

"No entiendo Alikan".

"Digamos que la vida fluye como el río, tu desde aquí  miras como esa gente sigue la corriente. Ellos saben del peligro que corren y el miedo los tiene ciego. Pero igual lo hacen. Una vez en el río nada te detiene".

"¿Es así como tu lo haces?"

Alikan sonrió, "yo también estoy en ese río, también participo y comparto. Pero como dicen que estoy loco, espero que la corriente

este tranquila y esa misma hoja que veo flotar en el río la observo y aprendo. Para cuando me haya dado cuenta que tendré una corriente tranquila, entonces me tiro".

El niño soltó una carcajada y exclamo abriendo sus ojos en asombro. "¡No estas loco!, eso es lo que entiendo Alikan".

"Quizás lo estoy un poquito niño, ya que todos lo dicen. ¿No crees?"

"No se de eso, apenas soy un niño y los niños no sabemos nada de la vida. ¿Cierto?"

"Yo creo que los niños saben mas de la vida que los mismo adultos, los adultos quieren ser sabios pero también quieren seguir siendo niños. Es ahí donde esta la sabiduría pura, en la inocencia de la niñez, todo es cuestionable y al mismo tiempo todo es simple. El tiempo casi no existe hasta que te lo dicen. Es eso lo que yo hago ahora, detengo el tiempo mirando el río".

"Mejor me voy a construir un arca y así no me hundiré", dijo el niño.

Alikan se quedo pensando, recostado en su cama de ramas de sauces, en la orilla del río. Las estrellas iluminaban las noche y el firmamento era un gigante vacío en el espacio infinito.