Hola, ¿cómo has estado?... Sabes que sólo podría preguntártelo en completo silencio, en esos ratos en donde ambos escapamos de las rutinas y jugamos a hacer siempre lo mismo… Una bella ironía.

Allí estarás a una hora pactada queriendo responder: “bien si estás conmigo”… Sabiendo que no lo dirás… Porque ya no es bueno decirlo…

Pero te miro y no siento otra cosa más que el tiempo, que corre por mi cuerpo, haciéndome vieja e inútil para otras cosas, ya no sirvo, los años no han venido bien predispuestos, y obstinados me muestran la cruel verdad… Perdimos, perdemos y perderemos en completo silencio…

Aún así toma mi mano, y no nos preocupemos por unos instantes, sonríeme desde lejos, transmitiéndome con tus hermosos labios, que todo estará bien… ¿Así será?, porque si no puedes cumplir esta dulce utopía, prefiero seguir pensando, que tal vez una mañana despiertes a mi lado, y todo siga tan perfecto como en nuestras fantasías… ¿Seremos los mismos entonces?

Eres el gran amor de mi vida jamás vivida, ¿no suena ilógico?... No compartimos un café, y sin embargo, se cuan amargo puede ser beberlo sin ti, suponiendo que ella tocará tu corazón las veces que hagan falta revolverlo, dos de azúcar y un millón de lagrimas que caen de mis ojos que no te ven cotidianamente.

Y en tus abrazos me sobra el aire, como si todo mi cuerpo se volviera pequeño, y una niña resucitara dentro de mi, pidiéndole un regalo a estas navidades...Que jamás dejemos de ser lo que no nos animamos a ser…

Estoy llorando, y no te sientas mal por ello, no hay nada en esta tierra más fuerte que la delgada línea que a veces cruzamos entusiasmados, desinteresados por el ” qué dirán”, como si el universo entero desapareciera, pero entonces miro alrededor, y la cuerda se vuelve frágil, y salto pero no hacia tus brazos de nuevo… Sino hacia el precipicio más grande que nos separa… La eterna pregunta que nos hacemos a diario… ¿Seremos los mismos entonces?

No es que quiera que la noche jamás termine, a lo mejor espero al día para saber que si sucediste, así respiro mejor mientras la gente me asfixia, respirar me hace fuerte, ser fuerte me aleja de tus horas, y todo vuelve a la normalidad… Preparas las mejores caricias para ella, y yo me quedo con dos horas de antiguas historias recordadas con melancolía, y sonreirás siempre que pienses que “por suerte no te quedaste solo cuando te amaba de mala forma”… Y yo no querré pensar nunca, ni siquiera cuando esté pensando, porque sería comprender la respuesta a la horrenda pregunta que nos hacemos a diario… Seremos los mismos entonces…

Es extraño… Conoces más de mi vida que yo de la tuya, y a pesar de todo, no te la entrego por nada en este mundo… No digas que me quieres demasiado… No lo diré si eso no significa algo, una señal de que todo cambiará y que no esperaremos cuarenta años para averiguarlo si seremos o no los mismos entonces.

Se que es tarde, y nuevamente nuestras tristes historias ya se han gastado, cada uno a sus hogares sin una acción espontanea. Deseaba tanto que tu boca fuera mía para siempre, pero luego te miro y se que no seremos los mismos entonces, y callo… Sonrió… Me despido… Y sueltas más que mi mano… Te veré en otras vidas… Cuando tu seas para todos feliz, Y yo me encuentre distinta sin que duela.