Amaneció un día nublado. Tras la ventana contempló los colores vidriados por la bruma que se expandía por la proximidad del mar. Pese a ello, bajó al restaurante para tomarse un café, después, se dirigió a una agencia y alquiló un coche. Eran las doce del mediodía cuando cuando partió hacia su nuevo destino. Al cruzar la inexistente frontera entre Francia y España, comprobó que ya no estaban aquellos guardias que ella recordaba y pedían la documentación a cuantos vehículos deseaban cruzar la frontera entre ambos países. Como testimonio, todavía permaneccían las garitas  con algunos cristales rotos y en mal estado.

Buscó el plano que le había facilitado su editora para encontrar la residencia que le serviría de refugio durante el tiempo que necesitara para escribir su nueva novela. Finalmente llegó a su destino.

1. La casa estaba situada en una urbanización de grandes parcelas. Era una construcción típica del sur de Francia  y se encontraba rodeada por un precioso jardín en el que pese a la estación invernal y el verde follaje del entorno, podían verse flores de distintas tonalidades. Al penetrar, abrió las ventanas y divisó la estampa maravillosa de una playa abierta. Permaneció unos minutos contemplando el azul intenso de unas  movidas aguas, que mostraban lánguidamente formas de espuma blanca acariciando la arena. Decidió instalar sus utensilios para escribir en la amplia mesa de aquella habitación.

Al amanecer comenzaba a trabajar; después, muy abrigada daba un largo paseo por la playa. Allí en una comunión perfecta con la naturaleza veía tal gama de tonos, turquesa o verdes apagados y grandes espacios de negros rocosos, parte del fondo marino. Después con su espíritu lleno de belleza, regresaba a su narrativa.

Entre letras y folios apareció la primavera. Los meses habían transcurrido y decidió cambiar el argumento de su novela; ya no era solo un tema morboso sino una descripción psicológica de por qué en agunos hombres y mujeres, surgía en ellos la necesidad de buscar sexo fuera de la pareja para practicar  juegos eróticos que nunca habían pedido a sus compañeros  habituales de cama tal vez movidos por el extraño temor a mostrar esa parte oculta de sus verdaderos deseosn sobre el placer "prohibido". Investigó en distintas fuentes, basándose en importantes estudios sobre comportamientos sexuales y con ello entendió la cantidad de facetas que cada individuo tiene, desconocidos totalmente para las personas con quien comparte su intimidad y su vida. 

La multitud de facetas que cada uno de nosotros podemos llegar aexperimentar, a veces, o la gran mayoría, son desconocidas para nosotros mismos. Por ello, la aventura sobre el estudio del erotísmo y las propias fantasías que ello conlleva es tan increiblemente fascinante.