Ojo comercial y mano de hierro. Las dos marcas indelebles que dejó en vida Joe Jackson, el padre de Michael Jackson, mánager del rey del pop y de su hermana Janet, y patriarca de un clan para los anales de la historia de la música

El miércoles de madrugada, el de Fountain Hill (Arkansas) acabó cediendo ante un cáncer de páncreas que hacía tiempo que había firmado su sentencia de muerte. Tenía 89 años.

Al final, Jackson logró despedirse rodeado de algunos de sus hijos y sus nietos. También estuvo Katherine Scruse a su lado en un hospital de Las Vegas (según TMZ), la madre de Jacko y la mujer de la que nunca llegó a divorciarse pese a llevar años a mucha distancia. La compasión de algunos de sus allegados no impide que su legado esté cargado de luces y sombras, un hombre de orígenes humildes que logró exprimir y agrupar el talento de sus hijos -11 tuvo en total, de dos relaciones-, pero que no contempló jamás la idea de alejarse de su filosofía del palo duro.

A Michael, quizá el más traumatizado del clan por el peso de un talento desmedido, le aplicó el cinturón como método infalible para que nunca se saliera de los márgenes. Con la hebilla les atizaba a él y a sus hermanos durante la época de The Jackson 5, un conjunto inolvidable que les sacó, casi de golpe, de la arraigada miseria en la que vivían en aquella casa de Gary (Indiana).

El patriarca descubrió pronto el talento musical de sus hijos. Formó The Jackson Brothers en 1963 con Tito, Jermaine y Jackie, y poco después incorporó a Marlon y Michael a la ecuación. Acabaron vendiendo 75 millones de discos en todo el mundo, ya como The Jackson 5.

Ya para entonces, los Jackson nadaban en la abundancia. Con los primeros cuatro singles, I want you back entre ellos, lograron vender 10 millones de copias en 10 meses, un récord a nivel mundial. Joe decidió abrir su propio sello discográfico, Ivory Tower International Records, con el que empezó a manejar los destinos de otros artistas.

El rey del pop llegó a decir que no soportaba la sola presencia física de su padre, que se moría de miedo al verle. No faltaron las voces que especularon incluso con sus múltiples operaciones de cirugía estética como forma de desterrar cualquier parecido físico con su progenitor.

Lo único cierto es que acabó por eliminarle de la inmensa fortuna que logró amasar y de lo que estaba por venir después de su muerte. Joe Jackson se llegó a presentar ante un juez en diciembre de 2009 para solicitar 20.000 dólares al mes para su manutención, después de saber que el intérprete de Man in the mirror le había excluido de su testamento.  Su método maquiavélico acabó por emborronar el fin.