La cantante Channel  flamante tercer puesto en Eurovisión, ha actuado en Madrid con motivo de las fiestas de la capital

La locura Chanel ya ha llegado a Madrid. Una hora antes de que la representante española en Eurovision llegue a la Plaza Mayor, los accesos ya estaban siendo cortados por la Policía Municipal, pese a que en el céntrico enclave aún quedan huecos, por los protocolos de seguridad y por el exceso de aforo aunque se veían calvas.

Así se iban acumulando los ciudadanos en las entradas esperando su oportunidad para ver a Chanel, recién llegada a España tras  su tercer puesto en el festival celebrado en Turín. Sin tiempo para parar en todo el día con el viaje y el recibimiento.

No hubo victoria pero en nuestro país, acostumbrado al sinsabor eurovisivo, se ha vivido como una. Lo demuestra la emoción desatada solo con la presencia de la hispanocubana en el centro de Madrid. Antes de que su figura se dejase ver por el escenario ya llegó el estallido generalizado con el vídeo de la actuación de ayer al grito de "reina", "guapa" o "ganadora" mientras la gente bailaba SloMo.

Cuando apareció, ya no quedaba nadie parado en su sitio ni con una bandera de España sin levantar. Como si esto fuera una celebración de Mundial. A ese nivel se ha disparado este año Eurovisión. "Estoy temblando, no sé qué decir", contaba una emocionada Chanel con la voz rota y sin renunciar una vez más a las gafas de sol.

"Gracias os tengo que dar yo a vosotros porque todo vuestro cariño, vuestras velitas y vuestros buenos deseos nos han llegado. Cuando nos bajamos del escenario nos sentimos ganadores morales y artísticos", ha continuado la cantante, que ha recordado "lo increíblemente duro" que ha sido su proceso. "Pero la ola y el arte prevalece. Gracias a todos los que os habéis subido al barquito de SloMo desde el principio".

Y llegó el momento también para su equipo de baile. "Estamos flipando y súper agradecidos por sentir todo su amor. No hemos dormido y estamos agotados", aseguraban. Incluso para que hubiera una nueva actuación de SloMo con sus vestidos de gala

Sin importar las edades. Marisa tiene 75 años y estaba a la espera de llegar a la Plaza Mayor para perrear. "No sé que es eso, pero si hace falta lo hacemos", bromeaba ante las risas de un grupo de adolescentes con las mismas intenciones. "Esto me recuerda a lo de Salomé. Pero de aquella no teníamos vuestra juventud", concluía.

Ya dentro de la Plaza Mayor eran muchos los madrileños que esperan la llegada de la artista hispanocubana. La mayoría con su clavel rojo o su gorra de chulapo para honrar también el día de San Isidro, que ya había pasado en procesión. "Ojalá celebrar todos los años un resultado así en Eurovisión este día", apuntaba Diana, madrileña de 27 años, que va a recordar "para siempre" este San Isidro.