Robert De Niro vuelve a la cartelera y la noticia no es que el mejor actor de su generación (con permiso de Pacino, claro) dé una nueva lección de interpretación. No, la noticia es que, al menos, esta vez la película en cuestión, 'Stone', no produce sonrojo.

Es duro reconocerlo pero hace tiempo que nadie espera con expectación un título protagonizado por el hombre que dio vida a Jake LaMotta, Travis Bickle o Vitto Corleone. Palabras mayores. En 1990 De Niro protagonizó 'Uno de los nuestros' y 'Despertares' (ambas fueron candidatas al Oscar a Mejor Película); en 2000, 'Las aventuras de Rocky y Bullwinkle' y 'Hombres de honor' (¿alguien recuerda este biopic cutre con un clímax en las playas de Palomares?). Y en 2010... El caso es que De Niro lleva una década prácticamente perdida entre películas menores. Pero aún hay esperanzas. Si compañeros de quinta como Meryl Streep o Jack Nicholson pueden mantenerse, ¿por qué él no?

En los últimos 10 años De Niro ha participado en 21 películas. Teniendo en cuenta la escasez de guiones buenos en Hollywood, mejor no aceptar lo primero que mande el agente aunque tienten con cheques con muchos ceros. A fin de cuentas, Robert tiene otros negocios de restauración y hoteleros con los que salir al paso de la crisis.

Aléjate de las películas infantiles: 'Las aventuras de Rocky y Bullwikle', 'El espantatiburones', 'Arthur y los Minimoys', 'Stardust'... Ya es suficiente. El cine familiar no da prestigio ni abre puertas. Su papelón de travestido en 'Stardust' fue, quizá, uno de los puntos más bajos de su carrera. Sabemos que 'El enviado' y 'El escondite' no eran cine infantil a pesar de estar protagonizadas por niños... Pero, en cualquier caso, la fórmula película-de-miedo-con-infante-demoníaco tampoco le ha salido bien. Otro género que evitar.

La autoparodia hasta cierto punto funciona: Con 'Una terapia peligrosa', en la que el italoamericano daba una vuelta de tuerca a su habitual rol de mafioso, nos hizo recuperar un poco la fe en él. Sin embargo, ha llegado un momento en el que De Niro es tan consciente de ese personaje que lo explota en exceso. Su caricaturesca interpretación para la recién estrenada 'Machete' es un ejemplo de ello.

'Los padres de Él' fue un taquillazo que devolvió la popularidad a De Niro. Está bien así. Pero que uno de sus proyectos más esperados sea el cierre de la trilogía, 'Little Fockers', es bastante triste. Por cierto, la secuela de 'Una terapia peligrosa' tampoco. Y lo de 'Manuale d' amore 3', con Monica Belluci, no se le ven grandes perspectivas.

En cuanto a Martin Scorsese. Sabemos que el director de 'Malas calles' es como cualquier hombre y le ha cambiado por uno más joven y rubio (Leonardo DiCaprio). Pero siempre tendrá un papel secundario potente que le podrá ofrecer. Por ejemplo, el de Jack Nicholson en 'Infiltrados' le hubiera ido como anillo al dedo. Es una lástima que su esperada reunión en 'Shutter Island' se quedase en un descafeínado cameo.

Más de un actor en decadencia ha reverdecido laureles gracias a nuevos directores en los márgenes de la industria (el caso más claro es lo que un jovencito Tarantino hizo por Travolta en Pulp Fiction). Puede que no paguen bien pero, al menos, le echan garra e imaginación. La colaboración de De Niro con el español Rodrigo Cortés en 'Red lights' puede ser un comienzo. En el peor casos, De Niro siempre podrá presumir de tener una docena de papeles cualquier aspirante a actor debería estudiar con lupa.