'Saint Omer', la película francesa del año, triunfa en el Festival de Sevilla

La primera ficción de la documentalista Alice Diop, candidata de Francia a los Oscar, se confirma como uno de los acontecimientos del cine europeo al lograr el Giraldillo de Oro

En un gélido día de noviembre de 2013, Fabienne Kanou entregó al mar a su hija de 15 meses. Contó en su momento que eligió la costa de Berck-sur-Mer por su cercanía semántica con lo impuro: Berck suena como la palabra francesa para la onomatopeya de asco: 'puaj'. Luego, durante el juicio, Kanou fue incapaz de explicar el motivo de su crimen. Lo achacó a fuerzas malévolas, dijo que así era todo más fácil y hasta se confesó sencillamente estúpida: "Ni la persona más tonta haría lo que yo hice".

Sobre este terreno resbaladizo, crudo y hasta cierto punto incomprensible se mueve 'Saint Omer',uno de los más brillantes descubrimientos del año cinematográfico que, tras su paso por el Festival de Venecia donde se hizo con el Gran Premio del Jurado, acaba de llevase el mucho más festivo y hasta simpático Giraldillo de Oro (también se llevó el del guión) con el que el Festival de Cine Europeo de Sevilla premia la excelencia, que también es la diferencia.

Si algo describe a la película (candidata a los Oscar por Francia) de la documentalista Alice Diop que ahora debuta en la ficción es precisamente eso: su voluntad de ser de principio a fin otra cosa, de distinguirse de todo lo que la precede y la da sentido. Y todo para proponer una película que en su radicalidad es todo un manifiesto de futuro.

'Saint Omer', de hecho, es otra cosa. En la más radical de las otredades. No se parece a nada. Ni a sí misma, cabría decir. La cinta sigue el juicio a una mujer acusada de haber matado a su hija apenas un bebé. La madre es nigeriana y llega a Francia con la esperanza de una vida mejor. Pronto, la realidad y el deseo entran en guerra. Como siempre. Y ahí que aparecen la locura, la desesperación y el miedo como testigos de un drama descomunal, que no es más que la tragedia cotidiana de nuestro días.

La directora dispone la narración en línea recta sin dejarse convencer ni atrapar por ninguna de esas convenciones que tanto nos emocionan, nos divierten o nos entretienen. 'Saint Omer' es simplemente un juicio con sus silencios, sus ausencias, sus mentiras y sus perplejidades. Nada más. Todo en crudo.

La película toma el punto de vista de la escritora que asiste año proceso para usarlo como punto de partida para una adaptación moderna del antiguo mito de Medea. Pronto todo de deshace en un apretado puzzle de miradas, interpretaciones y leyendas que se cuestionan el sentido mismo de lo narrado. Y así. 'Saint Omer' es cine riguroso hasta la extenuación y cierto hasta el dolor. Sin duda, un debut brillante de puro oscuro. Y al fondo, la locura que nos asiste. A todos.

Por lo demás, el resto del palmarés no hizo sino levantar acta de una competición brillante y que demuestra en parte que el año pletórico que vive el cine español es extensible al ancho continente. El Premio del Jurado se lo repartieron ex aequo el belga Lukas Dhont con su ejercicio de cine veraz y furiosamente emotivo que es 'Close' y el protugués Joao Rodrigues con su muy anómalo, iconoclasta y alegre (además de gay) musical 'Fogo Fátuo'.

La primera sorprendió en la sección oficial de Cannes hasta el punto de ganar también ahí el premio del jurado y la segunda lo hizo en la Quincena de los realizadores también de Cannes. El primero, un drama alrededor de la identidad y el suicidio juvenil, también fue merecedor de la mención a mejor interpretación masculina para el joven Eden Dambrine.

Y un dato más: Atentos a 'Aftersun', el debut de la escocesa Charlotte Wells y uno de los títulos del año, que se hizo con el galardón a la mejor producción de Las Nuevas Olas

Así las cosas, 'Saint Omer', un duro y justo rival de 'Alcarràs' en los Oscar que vendrán.