Suicide terrorism de Ami Pedazhur
Lengua inglesa
261 páginas
Polity Press (November 15, 2005)

Ami Pedahzur es un investigador del National Security Studies Center, de la Universidad de Haifa, Israel. No puede pues pretender ser un espectador neutral del fenómeno terrorista y para que no haya dudas empieza su libro con una serie de historias personales sobre un restaurante que frecuentaba y fue objeto de un atentado terrorista.

Sin caer yo mismo en un fundamentalismo de lector-seguidor de las tesis de Huntington, creo que la próxima década no sólo no va a ver el fin del enfrentamiento entre Occidente y el mundo musulman sino su agudización. Dentro de ese contexto creo que este es un libro interesante.

No es la primera vez que este tema es tratado. El 2005 también tuve ocasión de leer Dying to win de Robert Pipes. No asçi es el único sobre la materia y ahora mismo puede encontrarse ya varios títulos que tratan de forma directa este tipo de atentados: The Road to Martyrs' Square: A Journey into the World of the Suicide Bomber de Anne Marie Oliver, My Life Is a Weapon: A Modern History of Suicide Bombing de Christoph Reuter, o Allah's Torch: A Report from Behind the Scenes in Asia's War on Terror de Tracy Dahlby. El tema es importante en Estados Unidos, donde los atentados del Once de spetiembre fueronc oemtidos por terroristas suicidias, y en España donde aunque los atentados del 11 de marzo en Madrid no fueron cometidos por terroristas suicidas estos sí que se suicidaron poco después. Rara es la semana que, dentro del más amplio marco de los roces entre Occidente y el mundo árabe, no aparece en las noticias alguna noticia que incluya los terminos terrorista suicida.

Recientemente lei Dying to win de Robert A. Pape. Creo que aquel era un libro superior a este por la fuerza de sus argumentos y la distancia que el autor lograba poner entre él y la materia estudiada. Este libro, que comparte con aquel no sólo la afición a las estadísticas y una serie de tablas, que aquí aparecen al final del texto, sino también muchas de sus conclusiones, es sin embargo más próximo al lector. El terrorismo no es un fenómeno que pueda ser analizado de forma totalmente fría y la relación personal entre el autor y la materia de estudio, cuando como en este caso el autor sigue siendo objetivo, puede ser una gran ventaja a la hora de llegar al lector medio.
El autor, a pesar de sus orígenes israeliés sabe evitar la trampa de seguir al píe de la letra las teorías de Huntington y su Choque de civilizaciones y distinguir entre el carácter islámico de algunos grupos y el islamismo como base primordial de un terrorismo suicida cuyos principales exponentes no son precisamente un grupo islámico sino uno marxista, los Tigres Tamiles de Ceilan, oficiamente ateo. Hasta que punto son islámicos algunos grupos de mayoria musulmana es algo que constituye objeto de reflexión de los capítulos dedicados al terrorismo kurdo, los kurdos son musulmanes pero el PKK es un movimiento comunista y ateo, e incluso la resistencia palestina ha sido por largo tiempo un movimiento laíco que incluía numerosos terroristas de origen maronita, copto o cristiano ortodoxo.
Hace tanto que oimos hablar de terrorismo suicida que ese concepto parece haber estado entre nosotros desde siempre, es sin embargo algo relativamente nuevo y puede trazarse su aparición a los ataques celebrados por guerrilleros palestinos en El Libano en la década del ochenta. A partir de esta fecha el autor analiza la influencia de esos primeros ataques en otros grupos, no necesariamente conectados a la lucha palestina, la adopción del suicidio como arma de combate por grupos muy distintos entre sí, su efectividad en guerras de baja intensidad o el paso del coche bomba al cinturon explosivo. El autor nos habla de los distintos grupos terroristas, del uso de suicidas por estados como Iran –en su guerra con Irak–, por las distintas facciones palestinas, en el Irak ocupado, en Ceilan, en la lucha global de Al Quaida contra Occidente, cuidando mucho de distinguir por encima de la similitud de los metodos, las diferencias entre los ejecutantes.
El autor entra así a hacer una sociología del terrorista suicida para concluir que la gran desventaja de este tipo de combatientes es que pueden proceder de toda clase de orígenes. Vemos en el capítulo dedicado al origen de los suicidas como estos pueden proceder lo mismo de ambientes marginales –o estar incluso a punto de ser marginados por los suyos sin ser necesariamente elementos marginales– en los que morir como un héroe es mejor que seguir viviendo miserablemente, pero como otros pueden pertenecer a familias millonarias –el caso de algunos de los suicidas del 11-S – o tener estudios superiores. En realidad lo importante no es tanto el terrorista suicida como la organización que le da apoyo y medios.
Al final del libro el autor se atreve a proponer una serie de respuestas ofensivas y defensivas a corto y largo plazo tanto para evitar la continuación de esos atentados como para acabar con las organizaciones que los perpretan pero también con el ambiente que crea tanto a los suicidas como a sus grupos. La respuesta no será nunca exclusivamente militar sino que hay que crear una confianza mutua entre los enemigos hasta acabar con la enemistad, hay que crear programas de asistencia, de la misma manera que hay que acabar con las entidades terroristas.

Parece que desgraciadamente el terrorismo, sobre todo el que correcta o incorrectamente se describe o describe como terrorismo islámico, va a tener una gran presencia e influencia en las sociedades occidentales en las próximas décadas. Creo que sería importante leer por lo menos un libro sobre el tema, a ser posible uno objetivo como este, para comprender un poco mejor esa presencia casi constante del terrorista suicida en la prensa occidental.
Este texto no es demasiado largo, 200 páginas de texto, seguido por notas, tablas e índice onomástico y de materias. Es fácil de seguir y aunque a veces parezca abusar demasiado de las estadísticas lo hace de tal manera que esta no sólo están justificadas sino que además son fáciles de comprender.