Nunca olvidaré la compasión que me inspiró
aquel compañero de estudios al que por humanidad y coherencia,
toleraba cuantas humillaciones me infligía,
excusado por su falsa amistad,
aquella noche en un bar de Orihuela
adonde habíamos llegado los amigos de siempre
en una breve salida de recreo desde Murcia, un poco absurda
porque Orihuela era el lugar de donde éramos,
aquella persona llena de trucos, que me trataba como si yo fuera
ejemplo sumo de lo grotesco y lo extraño,
que me atormentó hasta enfermarme la mente
insinuando con sus bromas que yo trataba de ocultar
una anormalidad e inferioridad impropias de un hombre viril
y fingiendo ver más suciedad incluso en las reacciones mismas
con las que pretendía defenderme de su acoso
estaba hablando ansiosamente con un amigo
y yo lo estaba viendo más marica que nunca,
tenía esposa y una hija
y gozaba exhibiendo poses de hombre fuerte y valeroso
pero en aquel momento no le faltaba ningún detalle
del mariquita que se exhibe liberando su coquetería,
en muchas ocasiones, sentí un profundo estremecimiento
intuyendo un frío terrible y un odio despiadado
en aquellos hijos de padres ricos, autoritarios y vigilantes de la honra,
que aun mostrando
un entusiasmo pazguato por las creaciones del arte
y un odio intransigente hacia la política conservadora,
no paraban de revelar lo sectario de su moral
y su afán de privilegios y posesiones,
quebraron mi mente con su solidaridad en el acoso contra mí,
almas educadas para el interés y la utilidad
pero cargadas de mentiras y ansias de exterminio
como los guardianes de Auschwitz,
se oye hoy día en algunas partes,
bajo el hipócrita pretexto de defender la causa palestina
y de condenar a los judíos Israelíes por su fascismo,
que el holocausto es un infundio, que no ocurrió en realidad,
que Occidente puede estar tranquilo y orgulloso
porque sus gentes nunca han cometido
tan espantosa y degradada atrocidad,
a Alemania, según ellos, solo se le ha de atribuir el Mercedes,
las buenas lavadoras, los vigorosos futbolistas,
el talento para tirar de la economía y conquistar
los primeros puestos en todo
pero no, el espectáculo que cualquier cliente de Google puede ver
en viejas y horrendas fotos
de montones de cadáveres escuálidos de judíos
asesinados en masa y sistemáticamente como si no tuvieran un alma
por el único delito de ser descendientes de hebreos
cualidad que de repente e inopinadamente, les arrebataba
a ojos de los alemanes buenos
el derecho de toda criatura que nace en la Tierra
a vivir y a ser respetados
y compadecidos y protegidos
frente a un ser humano,
que es el rey del mundo porque siente el amor
y porque emplea sus fuerzas más allá de su propio provecho
empujado por un designio de la divinidad
que palpita en su misterioso corazón,
cuando dije en un poema
que los maltratadores de mujeres eran idiotas,
hube de bloquear en Facebook a un lector
con un símbolo parecido a un compás en su imagen de portada
porque me dijo que yo lo decía porque no tenía pareja
para bailar el tango
pero pensé que a su moral le haría más bien leer mis poemas
que encontrarse sin más con mi intolerancia y desbloqueé
su estúpido y arrogante perfil de Facebook
y otro día en que yo condenaba
el bombardeo de Guernica, dijo que gracias a cosas como aquella,
había urinarios públicos y que yo era un tonto
que escribía prólogos,
lo volví a bloquear sin contemplaciones
y descarté volverlo a desbloquear jamás en mi vida
porque no esperaba que persona tan estúpida
como para ser capaz de caer en dos graves errores de conciencia
y hacer ostentación de ello
hallara jamás el camino por sí misma,
podemos mear delante de todo el mundo,
aunque a los hipócritas les parezca el colmo de la fealdad
pero no, quedarnos sin pudor para lo más abominable
que es la traición a nuestro propio fundamento.

©Luis Rafael García Lorente