Hace unos días se hizo público que un abogado de Donald Trump había pagado 130.000 dólares a una actriz porno por su silencio sobre un posible encuentro sexual con el presidente de EEUU

Stephanie Clifford, Stormy Daniels en el mundo del cine para adultos, manifestó que no había mantenido una relación con Trump. Sin embargo, ahora ha salido a la luz una información de 2011 en la que la actriz asegura que Trump engañó a Melania con ella.

'InTouch', la revista en cuestión, afirma que Clifford y Trump se conocieron en el año 2016 durante un torneo de golf para 'celebrities' en Lake Tahoe, Nevada.

De primeras, los medios generalistas no se hicieron eco de la noticia. Pero según avanzaba el miércoles, televisiones como NBC -a través de su portal web de noticias- o el británico Telegraph relatan con detalle cómo se produjo el 'affaire'.

Uno de los datos más llamativos que han trascendido es que la actriz calificó el sexo con el actual presidente como "genérico, de libro de texto".

"Una vez que nos presentaron en el campo de golf, Trump no dejó de mirarme y terminamos yendo a otro hoyo", relata.

Según sus palabras, Trump le ofreció cenar con él. Incluso revela detalles de cómo uno de los guardaespaldas -de nombre Keith- la recibió en su hotel y la acompañó hasta la habitación de Trump, que la esperaba en pantalones de pijama viendo la tele.

Él estaba tirado en el sofá, con los pantalones del pijama puestos. Me fui al baño y cuando volví, estaba sentado en la cama y me dijo: ‘Ven aquí. Después nos empezamos a besar’”, afirma Daniels. Tras mantener relaciones sexuales, Trump le repitió que le llamaría.

 “Tengo que verte de nuevo. Eres impresionante. Tenemos que llevarte a El Aprendiz”, dijo el magnate, según la versión de la actriz. El actual presidente mantuvo el contacto con Daniels y se vieron numerosas ocasiones más.

La revista mantiene que los datos fueron corroborados una prueba poligráfica así como las versiones de Randy Spears, uno de los mejores amigos de la intérprete, y por su ex marido, Mike Moz.

“Dado lo que estaba pasando en las semanas finales de la campaña, durante las que Trump se enfrentó a acusaciones de mujeres por abuso sexual, no creía que una relación extramarital sería una historia muy significante”, afirmó esta semana Jacob Weisberg, uno de los periodistas conocedores del asunto.

Así es en la era Trump, la infidelidad del candidato a su mujer —un asunto que habría supuesto un escándalo mayor para cualquier otro político— no obtuvo suficientes méritos para ocupar las páginas de los mayores diarios. Competía con los insultos de Trump a los mexicanos o una cinta de audio en la que hablaba de agarrar a las mujeres por sus genitales.