Existe la creencia de que los gatos, por su carácter independiente, pueden sobrevivir con facilidad en las calles. Todos hemos visto gatos que viven en edificios o terrenos abandonados, algunos los tratan con cierto desprecio, como si fueran una plaga o quejándose de lo “sucios” que son

Esta vez quiero llamar la atención sobre esta situación tan mal interpretada. Cientos de gatos también son llevados a los centros antirrábicos con la finalidad de que les apliquen la eutanasia, otros –creo que es el caso más cruel- son llevados por sus propios “dueños” a un asilo, a un antirrábico o simplemente son “tirados” como basura.

Hemos encontrado casos tremendamente dramáticos de gatitos de unas horas de nacidos metidos en bolsas de plástico cerradas y depositadas en la calle. ¿Qué oportunidad tienen estos pequeños seres vivos de evitar una muerte dolorosa por asfixia, por inanición, por hipotermia o ser devorados por perros? ¿Qué clase de persona puede tener tan poco respeto por la vida?

El gato “doméstico” vino a vivir con los humanos porque le servía a éste para mantener controladas las plagas de roedores en los graneros o granjas. Esto quiere decir, que fue también el humano quien lo hizo depender de él para sobrevivir, por lo tanto el bienestar de esta especie y de otras como los perros, el ganado y aves de corral, es responsabilidad única y exclusiva de los humanos. ¿En que momento empezamos a evadir nuestra responsabilidad como seres racionales?

Veámoslo así, esos gatitos que tienen que partirse la vida sobreviviendo en las calles, siendo despreciados por sus propios dueños y abandonados, son resultado de nuestra propia falta de responsabilidad. Ellos son los menos culpables y los mas afectados. ¿Cuántos gatitos (y perritos) tendrán que perder la vida por nuestra causa?

En el refugio el espacio es limitado y compartido por otros gatos de diferentes procedencias y temperamentos. Los gatos pueden estar en espacios compartidos o individuales, los individuales son espacios pequeños y los compartidos son más amplios pero con la desventaja de que todos están juntos y algunos gatitos tímidos tenderán a ser víctimas de gatos más agresivos o territoriales, teniendo como consecuencia alguna que otra pelea o que el gato tímido pase la mayor parte del tiempo escondido.

Generalmente, los recién llegados son puestos en aislamiento para observar su comportamiento y estado de salud. Después de un par de semanas son expuestos al grupo, lo cual puede ser especialmente estresante para algunos individuos. Todos los gatos de refugio serán castrados porque esto evita peleas y problemas de nacimientos inesperados.

Los encargados de los gatos tienen que estar al pendiente de cualquier cambio de conducta, de los gatos tímidos, de los agresivos y de los enfermos. Es muy probable que si entra un gato enfermo al grupo, la enfermedad se esparza con resultados devastadores como en el caso de la panleucopenia felina en gatitos o el PIF (Peritonitis Infecciosa Felina), ésta última es 99% mortal. Las enfermedades parasitarias y las pulgas pueden llegar a ser un dolor de cabeza en un refugio. La comida también puede ser un problema, pues hay gatos que simplemente no dejan comer a otros. 

Es necesario que varias personas visiten y jueguen con los gatos, pues el aburrimiento o el encierro pueden provocar desde depresión hasta problemas de conducta, y por lo tanto hacer que la esperanza de adopción del gato con problemas prácticamente se esfume. Algunas veces hay que trabajar en sociabilizar a algún gatito huraño o de hacer más seguro a uno tímido. Es necesario pasar tiempo con ellos para conocerlos a todos y cada uno de ellos, pues cada uno es diferente y de esta manera podremos encontrar una linda familia que sea adecuada para sus necesidades.

El caso de los gatos ferales y los que tienen necesidades especiales es particularmente triste, muchos de ellos terminan viviendo en un asilo toda su vida, o en algunos casos, son eutanasiados. Los gatos ferales tienen una oportunidad de vida cuando son adoptados como gatos de trabajo (ya hemos publicado un artículo al respecto). En el caso de los especiales (ciegos, mutilados, etcétera), hago un llamado a tu caridad, pues ellos tienen el mismo derecho de un hogar que un gato lindo y perfecto. Hace unos días, una chica que nos adoptó un gatito me comentó acerca de mi queja de que uno de nuestros animalitos ya tenía mucho tiempo esperando un hogar y no había ningún interesado, que “lo bueno es que los cuidamos como en casa”. Mi respuesta: Aunque estén con nosotros como en casa, no hay nada mejor que el amor de una familia, de su familia. 

Los refugios y asilos claro que son mejor opción que ser llevados a una muerte segura o ser abandonados en la calle a su suerte, pero desgraciadamente no hay lugar para todos. Para que éstos tengan mayor capacidad es necesario echarles una mano ya sea adoptando, ayudándoles a promover las adopciones, haciendo trabajo voluntario (desde cuestiones administrativas como contabilidad o diseño web hasta limpieza del lugar), donándoles alguna cantidad con regularidad (ninguna cantidad es pequeña), donándoles camitas, medicamentos, alimento, insumos de limpieza, periódico, arena higiénica, toallas o sábanas limpias, etc. Quizá no puedas recibir y atender físicamente a un gatito pero sí puedes ayudar a quienes dedican su vida a esto. 

Puedes convencer a tus compañeros de trabajo o de la escuela para que se organicen y hagan una colecta de alimento, una campaña de esterilización, una campaña de adopciones, una visita a un asilo o un día para ayudar a limpiar a los animalitos. Hay asilos que necesitan materiales de construcción o requieren de muchas reparaciones, sobretodo en invierno. 

Puedes hacer campañas de información acerca del trabajo de estos lugares por correo electrónico, en tu página web, repartiendo folletos, dando pláticas a los niños. Todo es cuestión de que todos empecemos a ser un poquito responsables y hagamos lo que nos toca. Ayudando a estos grupos, estas ayudando a muchos animalitos que lo necesitan y dándoles una oportunidad de tener una vida digna y segura. Sé consciente de que ellos no pidieron nacer y mucho menos sufrir de abandono e indiferencia.