ÉTICA COMO CONDUCTA EN SOCIEDAD

En toda comunidad social se presentan conflictos: es de la naturaleza humana querer la propia preponderancia. Cada ser humano sigue pensando en su propio yo, ante la persistente inquietud de su individualidad nunca comprendida pero único asidero ante el mundo.

Y así, nada ha cambiado. Séneca habla desde el púlpito y recalca el interés en la persona: “Si hago todo en interés de mi persona, es porque el interés que pongo en ella se antepone a todo”.
Cuando surgen los conflictos interpersonales y el conflicto ha de resolverse, es el derecho el instrumento para restablecer el orden vulnerado. Y sin embargo, no todos los conflictos están en el terreno jurídico: Está la moral como la raíz de los principios invulnerables de cada persona, que permanecen en el fuero interno y no interfieren en la vida colectiva; y está la ética que regula la conducta del individuo en el intercambio social. La ética pertenece al ámbito del denominado ETHOS: Esto queda expresada en el relativismo histórico de Giambattista Vico, conforme al cual las civilizaciones y el pensamiento humano que las define se suceden en ritmo cíclico, y cada una de esas civilizaciones porta en sí misma el ethos que la ha particularizado; trae, al igual que el caracol, la morada espiritual representada en un a priori existencial en la que se halla instalada. El hacer de los hombres (no el hombre mismo) es un ex - sistit, un existir o estar fuera y en movimiento, a la manera de un flujo continuo; todo ello siendo siempre.

La ética es conducta social conforme con el ambiente y la morada de un pueblo, formada por las costumbres, reglas de convivencia, respeto de los hábitos que identifican a un pueblo. Constituye el móvil de la comunidad y también La finalidad perseguida por el ser colectivo.

Los conflictos interpersonales caen en la esfera jurídica cuando el comportamiento individual no es uniforme ni acata los modos de conducta pacíficamente aceptados.

La obra jurídica es el resultado de una necesidad social; es pues el producto de un espíritu colectivo que se adaptará a la circunstancia a medida que ésta se modifique. Es una creación empírica pensada en un momento dado, obra de un espíritu subjetivo pero que tiene su propio sentido conceptual regido por reglas lógicas. Este sentido lógico es el que perdurará en el tiempo cuando después sea aplicado a una situación: “Toda la sucesión de los hombres durante el curso de tantos siglos, debe ser concebida como un hombre que subsiste siempre y que aprende continuamente” (Pascal). La historia del hombre y su búsqueda científica del espíritu objetivo del Derecho es un andar continuo, un tren que siempre huye hacia el futuro, cargado de las voces de pueblos y generaciones. Esta imagen queda expresada en el relativismo histórico de Giambattista Vico, conforme al cual las civilizaciones y el pensamiento humano que las define se suceden en ritmo cíclico y portan en sí mismas el ethos que la ha particularizado; trae, al igual que el caracol, la morada espiritual representada en un a priori existencial en la que se halla instalada. El hacer de los hombres (no el hombre mismo) es un ex - sistit, un existir o estar fuera y en movimiento, a la manera de un flujo continuo; todo ello siendo siempre.

Podemos enfrentar un conflicto cuya solución sea sencilla si contamos con una base segura de nuestros valores y de la filosofía práctica del convivir.

La filosofía debe buscar el pragmatismo y ser útil, ya que esto hará de esa disciplina un saber más enriquecedor para beneficio de todos y cada uno. La famosa frase de “Conócete a ti mismo” tendría hoy otro significado: Examina lo que deseas saber y quieras hacer, no extiendas las dudas hasta el infinito porque nunca hallarás respuesta. Nada debe haber en exceso respecto de las esperanzas que te alientan, y tampoco en tu relación con el otro. El principio griego del “Conócete a ti mismo” no es autoconocimiento sino la advertencia de nuestra mortalidad, para que no presumamos de tener un fondo divino.