Abuelo; las tardes de verano cuando llegas gritando mi nombre
Siento en los ciruelos el eco de tu risa y tus reniegos;
Y empiezo a caminar por tus aureolas buscando tu mensaje
En cada historia, en cada risa, en cada gesto,

Cada día cuando juntos era más que un premio Nobel
Tus floridos consejos a batallaban mis temores
Mi impotencia mi torpeza y mi injusticia
Tu amistad me hacía sentir un héroe valiente

Mi cerebro correteaba sobre esas arenas floridas
A mil por hora, porque decías; escucha lo que aquí digo
Eras sólo un pajarito colorido convidándome su nido
Claro que te echo de menos; no sabes cuánto

Cuando yo ya no este; dijiste, ven aquí y escúchame
Aquí estaré como un disco rayado para ti;
Y aquí estoy escuchándote decir
Ni el dinero ni las propiedades van a llenarte

Se alguien; no hacen falta las diplomas
No hacen falta los honores ni las vitorias;
Siéntete bien por lo que haces y logras
Ama hijo; nunca temas dar amor

Y bromeabas; yo amé a mi comadre y a mis vecinas
Jajaja; y caías en nostalgia deseoso de juventud
Pero eso hijo, nunca, nunca lo hagas tú
Que te recuerdan no sólo ellas, sino también sus maridos.

Estos sauces donde trepabas infantil
Repiten tus palabras y toda tu labor;
Gracias incansable hombre; por estar aquí
Siempre que vengo con mi dolor

Siempre que necesito de un amigo sincero
Vengo a buscar tus claridades y me vuelvo
Vanidoso cuál chilalo, cual tordo de orgulloso…
Cuántos quisieran tenerte ahora
Que sólo vienes a mi encuentro…

Y soy yo el que ríe con tu risa
Con tus sueños, con tu abrazo
Con tu enseña…

Hoy que ya no tienes prisa
Ni tienes preocupaciones por tu cerco;
Hoy que nuestra sed es común a la de los pájaros
Siéntate para reír un rato…

Recuerdas de rambo cuando te quitaba el pan con mantequilla;
Y si acaso no le dabas hacia un escándalo con sus rebuznos,
Correteaba tumbando los bordos de la chacra y se volvía…
Exigiendo y amenazando ser en la próxima mucho más rudo

Ah, la tonga, te acuerdas de la tonga cuando te hociqueaba
Cuando llegabas a casa y tú decías que debías pagar peaje;
Pero tú les enseñabas, como a Boby a que te buscara
Después de sus tantas travesuras; para esconderse en tus piernas

Disfrutábamos juntos el paisaje, de los pájaros su plumaje
Recuerdo me hiciste cortar una rama de vichallo;
Y cuando dí el machetazo con tanta flojera volé como un rayo
Porque había un panal de avispas, y tú te gozabas
¡Fuera pereza!… me gritabas… ¡adiós pereza!
Y después del susto; sólo reímos y reímos como locos
Éramos muy buenos amigos como pocos;
Siempre recuerdo que me dijiste; como quien descansar
Traite ese tronco de ahí…y en mi dije loco ¡está loco!

Tenía dos veces mi tamaño, y un espesor de tres cuartas
Mis ojos saltaron en auxilio dando vueltas en el tronco;
Y sólo reí; y me dijiste, ¡tonto! Es la cabeza más no la fuerza
Me diste una palanca, me guiaste y coloqué aquel tronco

Abuelo, espera; y recuerdas tu cerco límite con don Rigoberto,
Había una serpiente con un cañán en la boca, y que crees;
Te cuento ahora porque ya no tienes a la mano tu cabresto
Le tuve tanto miedo, que esa pampa es porque le eché le fuego

Y porqué es que nunca te molestaron mis travesuras…
Recuerdo me mandaste a cuidar el agua que entraba a la chacra;
Me descuidé, y al llegar la noche fui a casa; y si, regresé
Pero al día siguiente cuando el agua rebasaba…

No había donde desfogar, no podía tapar la boca en la acequia
Yo decía entre mí, hoy si me suena por primera vez mi abuelo;
Claro que nunca te llenó de emociones y alegrías
Sólo me dijiste…¡Cómo se te pasó! ¡Ya busquemos el remedio!

Y de pronto en mi ocurrencia, como vi que al calentar el sol
La plaga de gusanos empezaba a levantarse sobre el agua;
Entonces te dije, mira abuelo, por esto es que la rebasé
Para ayudarte a matar toda esta mala plaga…

Y entonces reíste; me miraste, y entre carcajadas
Me tumbaste a la chacra de arroz…
Sentado en el bordo de rato en rato repetías mis palabras
Hasta que dijiste, lo mejor de todo es que estamos los dos.

Mañana iré a Chiclayo y te traeré tu uniforme; me dijiste
Así que ese día fui entre saltos a la chacra, muy contento;
Cuando de pronto casi al atardecer te veo llegar por la tranca
Te asomas extiendes las manos y me lo diste…

Voy a medirme el uniforme, la camisa en las rodillas
Y el pantalón era más grande que yo…
Muy sorprendido me dijiste, ya tienes uniforme hijo
No se para qué año, pero tienes uniforme…
Y no quedó más que ponernos a reír y reír