No esconde la escritora francesa Maud Lethielleux que al final de su adolescencia conoció la vida de la calle y todo lo que ello comporta. Ahora llega a las librerías españolas con su novela "Desde donde estoy veo la luna", protagonizada por Moon, una joven vagabunda que ofrece sonrisas

En una entrevista, explica que cuando tenía diecisiete o dieciocho años probó la dureza del asfalto de ciudades como Nantes, viviendo experiencias que ahora ha podido convertir en Literatura

Sin embargo, advierte que el personaje central de su libro tiene vida propia y un carácter diferente al suyo -es más rebelde que ella- porque "siempre se entra mejor en el corazón del lector si se impone la libertad creativa con los personajes de ficción".

Publicada por Grijalbo, en "Desde donde estoy veo la luna" el lector sigue las andanzas de una muchacha, de apenas 19 años, que ya lleva tres durmiendo en la calle, acompañada por su perro Cometa, y con diferentes amigos como Fidji y Slam.

Además de ganarse la vida obsequiando a los transeúntes con una sonrisa a cambio de unas monedas, un día descubre el poder de la escritura y empieza a emborronar un cuaderno amarillo, que acabará en las manos de varias editoriales, con una peculiar historia.

Preguntada sobre si cree en el poder redentor de la palabra impresa, Lethielleux, que ha viajado por todo el mundo ejerciendo de artista musical y escenógrafa, asevera que cree en el "poder redentor del arte en general" y pone como ejemplo que una vez que tuvo un serio problema de salud, fue la escritura la que dio "un nuevo aliento" a su vida.

En cuanto a la omnipresencia del amor en su narración, la autora gala no duda en afirmar que es "vital" para todo el mundo. "Moon, además, no cuenta con el amor de la familia, ni tiene amigos antiguos y sí una enorme necesidad de dar y recibir cariño", precisa.

Sobre el retrato que ofrece del mundo editorial -no todos los editores que aparecen salen bien parados-, indica Lethielleux que en este ámbito, como en todos los de la vida, "hay personas de todo tipo".

"Cuando uno escribe -continúa- se desnuda y muestra sus secretos, siendo muy vulnerable. Si la persona de ese mundo que tiene delante es amable y comprensible todo va bien, pero si esto no sucede, la experiencia puede ser muy dura".

Autora de cinco novelas, dos de ellas juveniles, dice Lethielleux, que acaba de ser madre de un tranquilo bebé con el que ha viajado a Barcelona, que todo lo que le sucede puede tener influencia en su escritura. A pesar de ello, destaca que hay épocas en las que se prohíbe a sí misma ponerse ante el ordenador para "vivir intensamente". "Si estuviera todo el día encerrada en el despacho, mi escritura perdería frescura", concluye.