Soy poeta en el surco atrayente de tus labios

donde rubrico el verso delineando salivas,

en el tránsito hechicero de esas manos

para conjugar al verbo en el éxtasis de la lascivia.



Soy poeta en la delicia de tu cuerpo

donde acomodo anáforas de miel y vida,

en los arrebatos nocturnos de nuestro lecho

para concebir adjetivos entre entusiastas caricias.



Soy poeta en el arrecife seductor de tu sexo,…

No voy a esperarte

porque he aborrecido hasta tu silencio,

sujeta la cartera y emprende otro viaje

que ya hartan tantas fluctuaciones y titubeos.



Soy mujer errante

entusiasta y devota del chillido del sentimiento,

pero equivoqué de perspectiva al mirarte

con los ojos de un amante entregado y confeso.



Bien has sabido aprovecharte

de un alma noble empuñada a tu beso,

hasta que la falacia supo…

Tiene tu risa la zalema de mi desconsuelo

en los crepúsculos de abstemias solitarias,

la resina atractiva que seduce a mi cuerpo

tras los compases ebrios de quebrantos y nostalgias.



Tiene tu risa el brote saciante de mi alimento

cuando rugen los estómagos congojas y espinas,

los abrazos calinosos y fraticidas de este hielo

en los sentires vejatorios de recuerdos y fatigas.



Tiene tu risa el hechizo…

Arremetes mi cintura contra tu torso

en la conjunción inexorable de miradas agudas,

ciñes mis curvas con dedos sensuales y rijosos

incitando al baile de cuerpos sin censuras.



Amárrame al sortilegio de tu pecho

en esta vaina de salivas y apetencias,

¡Desnúdame el alma en otro orgasmo de deseo

y corona la cima con el néctar de tu lengua!



Hazme amante de tu savia hechicera

entre compases de pieles…

Y hay tormentas tras los párpados

de amores obsoletos que perecieron en el tiempo,

y hay sequías de fruiciones y orgasmos

en los taludes insobornables del recuerdo.



Pero estás tú

abanicando sofocos y blandiendo deseos

en las coyunturas copiosas de nostalgias y titubeos,

pero estás tú,

soplando fístulas hendidas con halos de aires nuevos,

pero estás tú,

fustigando gozos y deleites en parajes que…

Oscuridad

desencanto de sueños rotos,

¡de almas descosidas en alcobas y éxtasis,

de gritos ahogados por mutismos toscos,

de pasiones desmembradas en la nulidad del énfasis!



Soledad

destructora de anhelos en espejos empañados,

¡dictadora de palabras claudicadas en el recuerdo,

sortilegio de serpientes en versos desangrados,

pendenciera caprichosa de labios yertos!



Confusión

inquietud…

Tiemblan las manos que dejaron de palparte

en los autóctonos pavores de llagas y despedidas,

afligidos los ojos morenos que dejaron de mirarte

cierro los umbrales mórbidos de antojos y caricias.



Cuéntale alondra

tú que surcas mares y laderas dormidas,

tú que dibujas amapolas en desiertos y páramos;

Cuéntale alondra

tú que esbozas mariposas sobre bocas marchitas,

tú que siembras esperanzas en el raigón…

Olvida su esencia

que hoy mi carne aclama las ovaciones de tus manos,

que mis senos aplauden el compás de tu estela,

que soy esclava fiel al éxtasis de tus condados.



Dame la boca atestada de besos

y tapiza de calenturas los taludes de mi cuerpo,

dame los ojos saturados de anhelos

y fusiona deleites con seductores embelesos.



Dame los jugos tentadores de tu fuego

y quema los rastrojos de lluvias en…

Llega el alba oscura

trabucando las manos que nos unieron,

lastimando con sorna resquicios de amalgamas,

divorciando apetitos cálidos de fríos inviernos...



Llega el alba oscura

y con ella el letargo atropellado de mi tiempo,

las voces raucas en taludes paralelos,

los bostezos punzantes de fábulas y ensueños.



Llega el alba oscura

¡Y fustigo soledades en la cobertura gélida de mi cuerpo,

y…

Las pestañas clausuran derrotas

cuando los cimientos de tus labios se desploman

entre dos cuerpos, entre dos bocas,

sin dilataciones de sentimientos en ambas alcobas.



¿Qué hago si mis manos solo levantan ampollas

sobre jazmines ulcerados en miradas que ya estorban,

qué digo si esta garganta solo profiere esencias de zozobras

en los ecos silenciados tras las exequias de mil auroras?



¿Qué pregunto si…

Aún recuerdo las fogatas incendiarias de nuestras pieles

retorciendo sus ansias en fusiones y cadencias,

aún recuerdo miradas cómplices de anhelos y nieves

en los bagajes entibiados de tu inconfundible estela.



Aún recuerdo los gozos extasiados en jadeos y quimeras

cuando las manos dibujaban retazos de silencios,

aún recuerdo dos labios atemperando escarchas y mareas

cuando el destino aireaba el colofón de…

La arritmia de tu ausencia es mordaz en soledades

cuando llega el crepúsculo alicaído sobre mi cuerpo,

los sollozos del silencio vociferan lamentos y verdades

cuando se ajan los jazmines que sembraste en mi pecho.



Abrázame

que es sangre de amante lo que afluye de unos ojos negros,

que las falacias son puñales adheridos a este sentimiento,

que se agotan las quimeras en el sepelio de anhelos...

Abrázame…

Vete

que ya son amargas las golosinas de tus labios,

que escuecen los dedos en la caricia del silencio,

que gimen las bocas besos de agravio,

que pululan suspicacias sobre el contorno de mis senos.



Vete

que soy paloma errante en los aledaños de tu puerto,

¡Que están infectos los aromas intrincados en mi lecho,

que duelen las voces, perecen los versos...

Vete

que son pendientes intransitables las…

Hoy soñé la cadencia de tu cuerpo

resbalando sus mieles en la hoguera de mis carnes,

agitando anhelos entre vaporosos contoneos

que alearon, joviales, tu piel y mi sangre.



Hoy soñé de tu boca los manjares

entre sorbos ardientes de hiel y deseo,

enjugando mis nalgas en la calentura de tus mares,

dispersando salivas sobre la ribera de tu sexo.



Hoy soñé de tu garganta epicúreos cantares,

¡El aleteo…

Nací para amarte

en un invierno de escarchas prolongadas,

en el hastío soberbio de huérfanas madrugadas,

en la congoja taciturna de auroras sin sustancia,

en el rostro empalidecido de besos viudos de miradas.



Nací para amarte

en los confines clandestinos de gemidos y alabanzas,

¡En las espinas dolorosas de rosas ensangrentadas,

en verbos inconjugables bajo el óbito de la palabra,

en la boca sedienta de…

Aún respiro nuestros gozos

a la intemperie de trémulas noches,

aún enjugo mi boca con las sobras de tus antojos

y bautizo al silencio con el murmullo de tu nombre.



Aún exploro vírgenes cosechas en estos desbordes

de lascivos aguaceros inhalados por mi lecho,

aún queman las palabras en espasmos y entronques

que conjuntan pasiones y recuerdos.



Aún pervive la carga de tu remolque

en el asilo de…

Ayer era la torpe promesa

parpadeando en las pestañas exánimes de tus halagos,

era la paloma jubilosa aleando pasiones entre rejas

cuando latía tu boca en el recinto de otros labios.



Ayer era el eco afónico de besos extasiados

en la coyuntura turbada de jerigonzas y enredos,

era el sorbo optimista de un verso extraviado

en el poema antagónico de tu piel y mi deseo.



Ayer era la columna recia de…

Es infame la palabra disfrazada de envidia

la ruindad engalanada de perlas y diamantes,

es mordaz el susurro ingenioso de la mentira

y la acidez irrisoria de besos sin amantes.



Son sarcásticos y ponzoñosos los ojos que no miran,

lúgubres y siniestras las aguas de manantiales

asfixiados de hipocresía e inundados por la pamplina

que subyace en la concurrencia de sollozos con sangre.



Es árida y desierta…