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TARDE PARA DARSE CUENTA...

Las llamas consumían la madera de la casa a gran velocidad. En cuestión de
minutos la estructura se vendría abajo.
Tailer se encontraba aún en el interior junto a Victoria. Las malditas diversiones
adolescentes habían comenzado el incendio. Derik, mareado por el humo de la cachimba,
derribó el carbón sobre la tela del sofá, que rápidamente comenzó a arder.

Tailer estaba en el piso de abajo cuando todo sucedió. Derik bajó
corriendo las escaleras, el terror se leía en su rostro.
— ¡Tailer, hay que salir de aquí, la casa está ardiendo!
— ¿Qué dices?
—No hay tiempo para explicaciones...
— ¿Dónde está Victoria?
—Tailer, no hay tiempo. ¡Vamos!
Derik trató de arrastrarle con él, pero Tailer se zafó bruscamente empujándolo
contra la pared.
—Yo no me pienso marchar sin VictoriaLa mirada de Tailer hacia Derik fue de un
odio inmenso. Este, sin habla, dio media vuelta y se dirigió a la salida.
Y ahí se encontraba, subiendo las escaleras hacia el piso de arriba, mientras el humo
inundaba poco a poco cada estancia y las llamas lo consumían todo. Victoria gritaba
tras la puerta de la habitación, sus sollozos desesperados se entrecortaban por
la tos y los intentos vanos de escapar.
— ¡Victoria, no te preocupes ya estoy aquí!
— ¿Derik?
—Bueno, casi, pero da igual, estoy yo para ayudarte.
—Tailer, ¿qué haces? Te vas a quemar si te quedas.
—Victoria, te lo he dicho y ahora lo demuestro: te quiero y nunca voy a dejar
que te pase nada malo, aunque no me correspondas.
Tailer insistía en sus embestidas pero, aun con la madera debilitada por el calor, la
puerta se mantenía inquebrantable.
—Tailer, por favor, no quiero que te suceda nada —Victoria lloraba al otro lado, ya
lo daba por perdido.
Pero Tailer no permitiría que a la chica a la que más había amado en toda su vida
le sucediera algo.

La puerta cedió ante su peso. Victoria lo miró, la esperanza empezó a
dibujarse en su rostro— ¿Lo ves?
Todo bajo control. Victoria lo abrazó y lo besó lentamente en los labios.
—Deberíamos irnos ya.
Bajaron las escaleras. Fue en el último escalón cuando la madera comenzó a ceder
bajo los pies de Tailer. Victoria lo miró a los ojos a la vez que se precipitaba
a un infierno de llamas, donde desaparecería de su vida para siempre. Después de
tanto tiempo sin rendirse por ella, mientras lo único que hacía Victoria
era seguir a Derik a todas partes, pensando que algún día estarían juntos, ingenua,
a la hora de la verdad Derik la abandonó quedando Tailer, dando su vida
por ella, despertando en su corazón el amor que se merecía. Tarde.