Casi nadie presta atención
más que a sus sentidos,
son incapaces de gozar
el Paraíso en una mirada,
mi persona ha pasado
desapercibida en la vida,
siempre ha habido alguien a mi lado
más obvio que yo, más cruel, más concluyente
que no escuchaba nada en mi silencio
ni veía nada
bajo mi rostro impasible,
no valía la pena
que fuera más explícito con él,
apenas dejaba asomar mis inquietudes,
despertaba su tedio y su perplejidad
y mi espíritu quedaba
humillado y solo,
así me he sentido
toda mi vida, añorando
que mis fuerzas pudieran
vencer la indiferencia del mundo
y que el camino me trajera un ser
sublime y mágico
que me colmara de honor
dirigiendo a mi corazón sus dulces ojos
y dándome el nombre de hermano,
no quiero un premio de oro o papel
luciendo en una vitrina
como persiguen quienes ven con las manos
y sienten con huecas palabras
sino lograr que mi afán
venza el frío de mis semejantes
y en mis inefables sueños, descubran
su mismo fundamento,
mi labor de escritor ha merecido
este domingo en internet
el reconocimiento de lejanos lectores,
que me transmiten
amables señales de su presencia e interés,
me comprenden y me sienten
sin que haya dejado de ser el de siempre,
ese hombre insignificante e inofensivo,
introvertido y extraño
del que todos se burlaban
y al que nadie daba importancia
y con todo no es hacia mí
hacia quien se dirigen la multitudes,
que buscan el estrépito
porque no hay nada en su silencio,
tan vacías están
aun henchidas de posesiones,
tú no me pides
palabras ni poemas,
me pides el ansia misma
que los hace salir,
nos rozamos las almas
sin que lo digan nuestras bocas,
cualquier riqueza de este mundo es inferior
a ese insólito milagro,
aun en la quietud y el silencio
de mi estancia desierta, te estoy notando,
mirándote a las entrañas,
regocijándome porque me veo en ellas
como huésped esencial,
no estás aquí
esta madrugada de lunes,
sino en otra parte de la Tierra,
mi felicidad es pura materia de fe ,
has premiado mi dignidad con tu amor
pero no estás en mi cuarto
esperando el alba conmigo
asida a mis manos
hecha evidencia para mis sentidos
y sin embargo, tu realidad pesa
mucho más sobre mi alma que cuanta he vivido en la vida,
no hay mucha verdad
en lo que consigue el dinero o imponen las armas,
consolida la rutina o atrae la hipocresía
pero tu afecto supera en consistencia
a las montañas que desde mi hogar contemplo,
mi espíritu está liberado
porque al fin he hallado el dulce ser que me honra
y me necesita y me escucha y cree en mí,
tu boca es silenciosa
pero yo escucho el clamor de la felicidad
porque no te oyen mis oídos
sino mi anhelo de ti.

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©Luis Rafael García Lorente