Romance del hombre libre

Desde que al mundo llegué,
la luz más alta he buscado,
nunca disfruté el oprobio,
ansío esquivar el barro,
mis sueños eran las nubes,
amé sus vapores albos,
yo añoraba la belleza
sin hacerle a nadie daño
mas en el lodo, a menudo,
mi dignidad ha acabado,
desde los primeros días,
esos han sido mis hados,
a los otros no gustaba
que yo subiera tan alto,
creían que no podía
un orgulloso ser santo,
pensaban que les robaba
si me levantaba un algo,
todos quisieron que fuera
solo un obediente esclavo,
que fuera tras de los otros
de mis ansias olvidado
y que hiciera mi interés
de fines fríos y bajos,
lo querían porque no eran
de verdad alientos sanos,
solo amaban lo banal,
nunca estaban inflamados,
el mundo en el que nacieron
los hizo tristes y helados
porque en él estaba el bien
protegido por vallados,
no era de todos los hombres,
no era de los seres raros,
solo el violento que hería
lo alcanzaba con sus manos,
solo el general sangriento
y el que condenaba fatuo
eran hombres de verdad
porque nada iban buscando
mas yo no quise creer
en un bien que está vedado,
soporté la humillación,
fui del mundo abandonado,
viví siempre humildemente,
a la verdad apegado
y nunca a mis sentimientos
por jactancia he traicionado,
no, por mi fuerza y coraje
sino porque soy menguado,
no podría renunciar
a esos tesoros tan caros,
mi corazón me habla fuerte,
no me es posible ignorarlo,
muy horribles sufrimientos
he con paciencia arrostrado,
esperando que algún día
todo eso hubiera pasado,
creía que estaba enfermo,
para todos era extraño,
añoraba la salud
mi enfermedad conservando,
me sentía un miserable
pero seguía escuchando
y dejando que reinara
a mi corazón tirano,
en las horas más amargas,
me sentía un condenado
sin que dictara sentencia
juez ninguno en ningún lado
pero mi padre murió
y mi valor vi aumentado,
ya no temía a la muerte
porque me había tocado,
supe que era mi enemiga
en un conflicto porfiado,
si no logramos vencerla
el yo muy fuerte afirmando,
todo el camino del mundo
acaba desperdiciado,
somos únicos y bellos
y tenemos que expresarlo
no sujetando un fusil
o a los otros dominando
sino sacando del pecho
lo que nacemos soñando,
quise un amor inmortal
de esmeraldas adornado,
una mujer que me amara
por haberme descifrado,
publicaba en internet
mis poemas y relatos
por sembrar mis nobles sueños
en el océano humano
y esperando un alma bella
de quien fuera bien amado
no, siendo un hombre cualquiera
sino solo el que os ha hablado,
aún me siento del mundo
con frecuencia despreciado
pero cada vez son menos
los que me atacan ufanos,
siento que alcanzo esas nubes
con las que nací soñando
mientras gozo de un amor
libre, dulce, puro y claro.

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©Luis Rafael García Lorente