Alza tus brazos  en lazos y ondúlate hasta los cielos
como un rayo en sentido inverso, cuélgate de ellos
en versos y déjame ver tu pecho abierto tan ancho
como lo puedas. Múdate al mundo de los sueños y
déjame a mi despierto por algún lugar secreto, que
yo me ocuparé de tu cuerpo; y te haré sentir lo que
quieras con mis besos, labio a labio y en silencio.

Deja tu cabeza en un hilo que se conecte a tu limbo,
piensa a un castillo divino e imagínate viviéndolo al
revés como al derecho. Siente como el viento ahora
ha vuelto y te ha calentado el suelo. Como tus
cabellos recios los desenredo sereno; y como con mis
dedos te encamino, por tus curvas dando brincos. Y
dejarme si te lo pido, que volverás sin decírmelo…

Sirve una copa de vino que quiero brindar por lo
que he dicho. Tomate un sorbo primero y tírala para
el techo, que provoque un aguacero. Mírala cuando
va cayendo si el cristal te muestra el brillo, muerde
mis labios, has guiños; y abre tus ojos perdidos para
que veas el delirio.  Y mírame a mí en equilibrio e
iluminando el vacío, bebiéndote como prometido.

Con la copa entre mis dedos y saciándote con mis
vicios; y esparcido por tu cuerpo como este
delicioso vino, que me beberé bien lento. Y ahora
preguntas que es esto, con que loco te has metido
que te ha vuelto un verso líquido. Que estilo nuevo
de cariño el que te abraza las venas, que calor sentir
el fuego, al lado de la chimenea…

Toma el botón de Milsueños que se ha quedado
dormido en el florero del cuento; y sóplalo para
revivirlo, como si te gustara hacerlo. Para llenarlo de
bríos y alborotarlo en reflejos que nos mantendrán
despiertos, abriéndole sus pétalos ebrios mientras
se te cae el vestido; sin dejarme ni un centímetro
de no visto… ¡Que cerebral te me has vuelto…!

Mira que cambian los tiempos, ahora te veo por el
suelo mostrándome tus argumentos y pidiendo
esclarecerlos. Siente como sopla el viento y se te
erizan los vellos, que tus cabellos revuelvo y que
me quedo allá adentro. Que te susurro en el cuello
justo detrás del oído; y que te digo bien bajito que
te voy a beber de nuevo, como una copa de vino.

E imagínate en el jardín de los idilios que del Edén
te he traído, para que puedas vivirlo. Y admite que
lo prometido me está saliendo al dedillo y
esparciéndose por tu cuerpo. Y dame otro beso
líquido, que al mojar nos deje ebrios. E inspírame
con tu erotismo y vuela con tus caderas haciendo
círculos perfectos; y dame otros besos gélidos…

¡Y no me llames repito, que volveré sin decirlo!

Y hazme el amor como en versos debajo de los
aguacero que en tu playa estén cayendo. Te haré
una estatua de cera como a la Venus gimiendo
desnuda frente al espejo.  Y dame besos y besos,
de esos que se dan corriendo como colgados del
cielo; y ondúlate en sentido inverso como rayo
aventurero, después de un orgasmo intenso.

Pic. Diana K Kuoy by Ariel Arias.