Alan Turing, el genio matemático que fue condenado por homosexual en una obra de teatr0

Daniel Grao y Carlos Serrano interpretan en los Teatros del Canal «La máquina de Turing», de Benoit Solès, bajo la dirección de Claudio Tolcachir

«Esta es la historia de un matemático que, a través de la pureza formal de las ecuaciones, busca la lógica global del mundo y, por lo tanto, su significado. Es una historia de rigor y creatividad, razón e instinto, cuerpo y mente. También es una historia de silencio y soledad; mucha soledad. Un viaje de lo concreto a lo abstracto, de la vida a la muerte y quizás, finalmente, ¿a la eternidad? Es como el paso de una estrella fugaz en la noche helada. Esta es mi historia...»

Así comienza «La máquina de Turing», la obra que acaba de desembarcar en los Teatros del Canal después de su estreno, el fin de semana pasado, en Avilés. 

Se trata de un texto de Benoit Solès inspirado en «Breaking the Code», de Hugh Whitemore, que se basó a su vez en «Alan Turing: The Enigma», de Andrew Hodges. La dirección es de Claudio Tolcachir, con Daniel Grao y Carlos Serrano como intérpretes. Cuenta la historia del matemático Alan Turing, padre teórico del ordenador, que descifró el código Enigma de los nazis y cuya carrera se hundió tras ser procesado por homosexualidad en 1952.

«No conocía la historia personal de Turing -dice Tolcachir-. Me emocionó y sentí hasta que tenía la responsabilidad de contarla. No porque sea única, hay muchas historias de gente que ha sufrido por su sexualidad; pero en esta se suma su enfrentamiento con la sociedad de su tiempo y su genialidad, que el poder utilizó y luego abandonó. Y el comportamiento social de alguien completamente brillante pero totalmente incapaz en lo cotidiano». «Hay un deseo de hacerle justicia -añade Daniel Grao, que encarna al matemático-, y a través suyo hacer justicia a otras personas a las que la historia borró por razones tan absurdas como la condición sexual, la raza o las ideas políticas».

La función se plantea como la narración por parte del propio Turing de su historia. «Contamos la biografía pero alejándonos lo más posible del biopic», añade el actor. Todo cosas reales. Es la historia de un genio, pero desde el punto de vista más personal».

Y es que hasta detrás del más admirable o inaccesible científico hay un ser humano con sus necesidades. «Turing era una persona a la que nadie invitaría a su casa a tomar el té ni presentaría a sus amigos -dice Tolcachir-, porque es incómodo, torpe, soberbio por momentos, vulnerable. Y un genio, que podía salir a la calle con el pijama puesto porque no quería perder tiempo vistiéndose.».

«En el caso de Turing se ve en su dificultad en lo social y en el trato, que contrasta con una mente brillante y adelantadísima a su tiempo».

«Seguramente él estaría más cómodo hoy, pudiéndose comunicar por chat o por correo electrónico, evitando el trato personal. La idea que tuvo y que acabó derivando en el ordenador seguramente fue una búsqueda para poder relacionarse y comunicarse», concluye Tolcachir.

En 1952, Alan Turing presentó una denuncia por robo en su casa. Por extraños vericuetos, aquella denuncia se volvió en su contra y terminó siendo condenado por homosexualidad, lo que le llevaría a suicidarse. Turing dejaba un legado formidable: fue el padre teórico del ordenador y el precursor de la inteligencia artificial. Contribuyó además de modo fundamental a la victoria aliada en la II Guerra Mundial al descifrar el código de encriptación nazi, Enigma.