Dicen quienes los conocieron en tierras patagónicas, que eran unos gringos adorables, de buen humor, muy corteses y hasta risueños con aquel español trabado y dificultoso que les imponía su idioma original

Paul Newman y Robert Redford, en la película que protagonizaron a los dos forajidos Butch Cassidy y Sundance Kid en “Dos hombres y un destino”, de 1969

Nadie hubiera pensado que aquellos dos “gauchos” exóticos eran en realidad los bandoleros más famosos y buscados de la historia del crimen, por los que las autoridades de Estados Unidos habían ofrecido una fabulosa suma de dinero por sus cabezas.

Buch Cassidy y Sundance Kid se ganaron fama mundial por los robos que cometieron a bancos e instituciones norteamericanas. No eran ladrones comunes. Eran especialistas en los atracos en los que había de por medio grandes sumas de dinero.

Butch Cassidy era en realidad el apodo que había recibido Robert Leroy, un joven estadounidense de clase humilde, mientras que el verdadero nombre de Sundance Kid era Henry Longabaugh, un muchacho estadounidense de origen sueco. Ambos habían llegado a Cholila, una pequeña localidad de la provincia de Chubut, en la Patagonia Argentina, para dedicarse a la ganadería en 1901.

Un mes antes habían arribado al puerto de Buenos Aires, procedentes de Estados Unidos para dejar atrás un pasado oscuro, cargado de numerosos delitos violentos.

Luego de depositar 30.000 dólares en un banco, ambos inversores decidieron comprar 6.000 hectáreas de tierra en Cholila para poner en marcha un emprendimiento ganadero –según afirmaron- aunque en realidad, querían vivir en paz, lejos de los robos y las persecuciones que tanto los estresaban.

Sentados, de izquierda a derecha, Harry A. Langabaugh (Sundance Kid), Ben Kilpatrick, Robert Leroy Parker(Butch Cassidy). Parados: Will Carver y Harvey Logan (Kid Curry)

Los delitos que cometieron no habían sido tantos, pero sí muy resonantes. El 13 de agosto de 1896 asaltaron un banco de Idaho, junto con otros cómplices: Bill Carver, Ben Kilpatrick y Kid Curry y se llevaron 7000 dólares. Poco tiempo después, la banda que se hacía llamar “Wild Bunch” (Banda Salvaje) hicieron lo mismo con un tren que llevaba dinero de una hacienda. Siempre a bancos, instituciones o cualquier edificio o tren que tuviera mucha plata.

Los banqueros y hacendados, víctimas de sus asaltos, contrataron a la agencia de detectives Pinkerton para que los atraparan. Y esa persecución fue tan intensa, que junto a Sundance Kid, Butch decidió parar su carrera delictiva para escapar de una vez por todas y radicarse en definitivamente en un lugar donde nadie los conociera.

En Cholila, los forajidos se convirtieron en dos simpáticos ganaderos de quienes nadie sospechaba. En ese lugar construyeron un rancho y llegaron a tener 300 cabezas de vacunos, 1.500 ovejas, caballos de silla y animales de corral. Sundance Kid llegó acompañado de su esposa, Etta Place, una mujer muy hermosa que se convirtió en una vecina más de aquel remoto paraje patagónico.